Reconocida como el árbol nacional de la Isla, lo cierto es que si alguna vez se tiene contacto directo con la Palma Real, esta atrapará nuestros sentidos y la contemplación primará ante cualquier otro sentimiento que sintamos en esos momentos.
Quizás sea por su altura, la belleza de su penacho, así como su presencia en el escudo nacional, los cubanos la ven como algo entrañable y con sentido de pertenencia.
La Palma Real está protegida por las leyes y no se puede talar, salvo que sea indispensable y con la debida autorización. Además, ya los campesinos cubanos no tienen necesidad de construir sus viviendas con tablas de palma, aunque muchos prefieren aún las pencas para sus techos.
Aquellas personas que viajan al exterior se emocionan sobremanera al regresar al país, y ver desde el avión las palmas reales al punto de llorar ante el espectáculo, como si la vieran por primera vez.
A las anteriores cualidades mencionadas, a la Roystonea regia, su nombre científico, se añaden otras como que es una majestuosa y decorativa especie de palma considerada la más alta del país y una de las más esbeltas del mundo.
Nativa de Cuba, así como de algunas regiones de México, Belice, Honduras, sur de la Florida, Bahamas e Islas Caimán, está plantada en todos los países de la zona intertropical y en varias regiones se ha asilvestrado.
Al igual que en otros países americanos, la mayoría se siembra en las plantaciones de caña de azúcar a lo largo de los caminos internos para delimitar parcelas y servir de orientación por ser fáciles de distinguir en los campos.
Su follaje perenne está formado por largas hojas compuestas, conocidas en Cuba como pencas. A pesar de que ese ramaje ofrece una gran resistencia al viento, es muy raro que una Palma Real sea derribada, aun en medio de los fuertes ciclones que pueden azotarlas. Para que eso ocurra, los especialistas afirman que el secreto está en su tallo, compuesto por duras fibras alineadas y unidas entre si por una materia algo esponjosa. El tronco es más duro en el exterior y más suave en el corazón.
Tiene un penacho terminal de hojas que alcanzan hasta seis metros de largo; en su base un peciolo envainador (yagua) muy grande y liso que envuelve el tronco. Las hojas son pinnadas y los foliolos o pinnas, muy numerosos, bífidos en el ápice y son verde oscuros, brillantes. Su tronco, seccionado longitudinalmente y libre del centro más blando, es liso, de color grisáceo claro, tiene la apariencia de una columna elegante, ligeramente fusiforme, que engruesa ligeramente a media altura, para luego volver a adelgazar.
Constituye excelentes tablas con las que se pueden fabricar paredes de casas. Sus hojas (pencas) sirven para techar esas casas llamadas bohíos y que fueron, por mucho tiempo las viviendas típicas del campesino cubano.
Actualmente, las pencas son indispensables en el techado de las casas de curar tabaco pues garantizan en el interior el ambiente de temperatura y humedad ideales para ese proceso.
El diámetro del tronco puede alcanzar los 50 o 60 centímetros. Tiene un penacho terminal de hojas que alcanzan hasta seis metros de largo.
Sus flores son una importante fuente de alimento para las abejas. Su fruto, el palmiche, cuelga muy abundantemente en racimos y brindan excelente alimento para cerdos; es una baya ligeramente alargada, de unos 10 milímetros, y unos nueve de ancho, de color violáceo que contiene sólo una semilla; al secarse son útiles como escobas rústicas. La floración y fructificación ocurre a lo largo de todo el año y cada palma puede dar de 2 a ocho racimos de palmiche de por lo menos 23 kilogramos (y pueden ser de hasta 92 kilogramos) cada uno al año. También puede ser fuente de aceite para fabricar jabón.
En Cuba, se usa la raíz de Roystonea regia en cocimiento como diurético, para expulsar piedras en la orina, para el tratamiento de la diabetes, y se dice que tiene propiedades emolientes.
Se trata de un árbol sagrado para una de las religiones más difundidas en Cuba, la Regla de Ocha, Santería o Regla de los Orishas (es decir regla de los dioses). Esta religión es originaria de los Yoruba, etnia africana de la región del Golfo de Guinea en África occidental. En Cuba esta religión fue transculturada junto con sus portadores los africanos esclavizados.
Entre sus creyentes pueden hallarse todos los colores de piel. La palma real es llamada alabbi, en yorubá, idioma ritual de esta religión en Cuba.
Este árbol, que es el preferido de los rayos, es uno de los atributos que representan a Changó. Este orisha sincretiza en Cuba con Santa Bárbara (de la religión Católica Apostólica Romana), y es el dios del fuego, del rayo, de la guerra y los tambores, y uno de los que reciben mayor devoción. Las ofrendas a Changó suelen colocarse al pie de la palma.
Se distribuye por todo el territorio cubano y crece en casi todo tipo de suelo y hasta altitudes bastante grandes. De apariencia majestuosa y serena suele tener hasta unos 25 metros de altura, pero en algunos casos puede llegar hasta 40.