El Apóstol de Cuba vuelve siempre a la vida en cada empresa difícil de los suyos. En el canon poético del mundo aparece el aserto del héroe que nace cada cien años, para cargar otra vez contra la injusticia. En las acciones del 26 de julio de 1953 concurre una generación que se identifica con el centenario del más grande de los cubanos.
Investigadora titular del Centro de Estudios Martianos, la historiadora, ensayista y pedagoga cubana María Caridad Pacheco González, destacó la perennidad de un hombre en el centro mismo del combate, inspiración y maestro de Fidel y sus compañeros en aquella cita con la historia.
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Para la investigadora y escritora María Caridad Pacheco González, el Apóstol de la independencia de Cuba supuso el corpus ideológico de aquella vanguardia revolucionaria que lo dio todo, hasta la propia vida, en la inolvidable jornada en que se inició la lucha contra el régimen batistiano.
Desde la prédica hermosa, el caudal de los pueblos radica en el recuerdo de los caídos.
En la Revista Universal, aparece esa idea de la gratitud a los grandes como raíz del mundo: “El respeto a los héroes ayuda al nacimiento de héroes nuevos”.
Siempre es 26: las claves contemporáneas que sustentan su vigencia.