Como el fruto del parto prodigioso, el movimiento por la Revolución en Cuba no tuvo nombre en aquellos albores del combate. Y se fue articulando esencialmente con los muchachos de la juventud ortodoxa, aunque luego comenzó a integrar a mucha gente que nunca estuvo afiliada a ningún partido político.
El periodista y profesor universitario cubano Pedro Antonio García Fernández, recordó el proyecto inicial de Fidel de coordinar la acción de su grupo con el trabajo de otros conspiradores más conocidos entonces, aunque -opinó- gradualmente se fue persuadiendo de que ninguno de ellos tenía una idea clara de las prioridades del momento.
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El reconocido autor, ganador del Premio Nacional de Periodismo Histórico por la Obra de Toda la Vida, subrayó la estructura celular del movimiento aún sin señas propias, aunque -aseguró- reunía toda la experiencia organizativa precedente.
En ese sentido, Pedro Antonio García Fernández apuntó referencias reconocidas de la Revolución del 30, como la Joven Cuba y el ABC, desde donde la juventud de entonces libró históricas batallas contra la dictadura machadista.
Siempre es 26: las claves contemporáneas que sustentan su vigencia.