El poblado principeño de Guáimaro, cayó en manos mambisas el 4 de noviembre de 1868. Allí aconteció cinco meses después la memorable Asamblea Constituyente, donde nació la República de Cuba en Armas. Como parece consenso, el Padre Carlos Manuel de Céspedes, en un ejemplo de generosidad y de sabiduría, cedió en casi todo por la unidad revolucionaria.
El primer punto difícil pasaba por el tema de la representatividad por regiones en guerra. El historiador cubano Desiderio Borroto Fernández, apuntó el conocido argumento de la tiranía del número, defendido por Antonio Zambrana, con el que fundamentalmente los delegados del Centro lograron reducir al grupo de Oriente.
Hijo del siempre presente Historiador de Guáimaro de igual nombre, el investigador, ensayista y pedagogo cubano Desiderio Borroto Fernández, recordó la primera sesión secreta en la esquina General Manzano y Príncipe, donde fueron instituidos los cuatro Estados de la República de Cuba en Armas.
El destacado intelectual cubano subrayó otros momentos altamente significativos en la entonces casa del patriota José María García: la aprobación de la Constitución, la selección de la bandera de Narciso López como pabellón nacional, la creación de la Cámara de Representantes, y la designación de Carlos Manuel de Céspedes como Presidente, y el militar camagüeyano Manuel de Quesada como General en Jefe del Ejército Libertador.
Borroto Fernández subrayó igualmente el célebre mensaje por la emancipación de la patriota Ana Betancourt del 14 de abril en la plaza pública, a quien Céspedes le expresó que el historiador del futuro tendría que decir que entonces una mujer se adelantó un siglo a su tiempo.
El reconocido historiador sostuvo que, a pesar de las consabidas diferencias, el Presidente Céspedes y los camerales lograron una constructiva relación en tanto convivieron en Guáimaro, hasta que el pueblo fue incendiado por sus habitantes en mayo de 1869 ante el presunto avance de poderosas fuerzas españolas.
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