Pudiéramos preguntarnos cómo surgieron a través de la historia inventos que tuvieron un gran impacto en las sociedades. Con seguridad resultarían de interés cualquiera de los 100 que se obtuvieron según un estudio realizado. Dos de ellos son los analgésicos y la penicilina.
Las primeras referencias de uso de sustancias analgésicas (mandrágora, cáñamo, cannabis, opio, alcohol), hay que buscarlas en las civilizaciones babilónicas y egipcias, así como en distintas culturas precolombinas. De todas ellas, el opio (del griego opós), jugo de la adormidera, ha sido el remedio por excelencia, según un sitio consultado.
Pierre Jean Robiquet (13 de enero de 1780-29 de abril de 1840) fue un químico francés . Puso el trabajo fundacional en la identificación de aminoácidos , los bloques de construcción fundamentales de las proteínas . Lo hizo reconociendo al primero de ellos, la asparagina , en 1806, en la adopción de los tintes industriales por parte de la industria, con la identificación de la alizarina en 1826, y en el surgimiento de los medicamentos modernos, mediante la identificación de la codeína en 1832, un alcaloide opiáceo. Sustancia de uso generalizado con propiedades analgésicas y antidiarreicas.
Los analgésicos son un grupo de fármacos muy conocidos por la mayor parte de la población. Algunos principios activos como el paracetamol son usados habitualmente para calmar dolores de cabeza, musculares, artríticos o de otra índole, y en algunos casos también como antipiréticos.
Las pastillas más fuertes para el dolor son, entre otras, la morfina, el tramadol, hidromorfona, meperidina, oxicodona, hidromorfona, meperidina y codeína.
¿Cómo hacer para reducir el dolor?
Los especialistas dan las siguientes recomendaciones: la atención plena, una técnica que implica, ante todo, concentrarse en el presente, respirar de manera profunda, meditar y visualizar, concentración realizar ejercicios yoga o taichí y tener un pensamiento positivo.
El descubrimiento de la penicilina fue también un hallazgo de gran importancia para la humanidad.
En 1928, en el St. Mary’s Hospital de Londres, Alexander Fleming descubrió la penicilina. Este hallazgo hizo posible la introducción de antibióticos que redujeron en gran medida el número de muertes por infección.
Con el uso de la penicilina en la década de 1940 se inició la era de los antibióticos, y este hito ha sido reconocido como uno de los mayores avances de la medicina terapéutica. El descubrimiento de la penicilina y el reconocimiento inicial de su potencial terapéutico ocurrió en el Reino Unido. Sin embargo, debido a la Segunda Guerra Mundial, los Estados Unidos desempeñaron un papel crucial en el desarrollo de la producción a gran escala del fármaco. El proceso terminó con las limitaciones de suministro y permitió que la penicilina estuviera ampliamente disponible y comenzase a salvar vidas.
Así se marcó el comienzo de la era de los antibióticos. Antes de su descubrimiento no existía un tratamiento eficaz para infecciones como la neumonía, la gonorrea o la fiebre reumática. Los hospitales estaban llenos de personas con infecciones en sangre, contraídas a raíz de un corte o un rasguño, y los médicos podían hacer poco por ellas, salvo esperar y tener esperanza.
Los especialistas afirman que los antibióticos son compuestos que las bacterias y los hongos producen de forma natural, para matar o inhibir especies microbianas rivales. Este fenómeno se conoce desde hace mucho tiempo, y podría explicar por qué los antiguos egipcios aplicaban una cataplasma de pan mohoso a las heridas infectadas. Pero no fue hasta 1928 que Alexander Fleming, profesor de bacteriología en el Hospital St. Mary’s de Londres, descubrió la penicilina, el primer antibiótico auténtico.
La humanidad disfruta actualmente de beneficios que años atrás sólo se encontraban en la mente pródiga de hombres y mujeres de talento e imaginación a quienes adornaban, además, virtudes como, el deseo de investigar y de encontrar nuevas vías para que sus semejantes tuvieran una vida más larga y plena y sus países fueran cada vez más desarrollados.