Para un exatleta, como el venezolano Justo Jaimes, la edad forma parte de las estadísticas y no de los estados de ánimo. Por eso, a sus 73 años, el empedernido futbolista no espera en el banco de suplentes, sino que juega contra una cojera que le aqueja desde tiempos de pandemia.
Y la victoria está cerca, gracias a los especialistas cubanos de la Sala de Rehabilitación Integral “Eduardo Gallego Mancera”, de Caracas.
“Yo jugaba mucho fútbol y fui perdiendo fuerza en las piernas, al punto de sufrir una caída. Llegué aquí con problemas en los isquiotibiales. Me atendió el doctor Jorge, de la Misión Médica Cubana, y me indicó terapia con calor y ejercicios”.
Ubisley Almaguer Aguilera, uno de los rehabilitadores cubanos que ha atendido el caso de Justo, aporta a la historia.
“Vino con una distrofia muscular, con sus nervios muy débiles… y empezamos con sesiones de terapia para fortalecer sus piernas. Se fue recuperando y, aunque le falta mucho trabajo todavía, ya se encuentra a un 80 % de su capacidad motora y refiere mejoría”.
Así lo confirma el exfutbolista. “Cada día siento que se fortalecen mis piernas. Me han tratado muy bien, con mucho afecto y profesionalidad.”
Ubisley, el rehabilitador, siente cerca el triunfo de Justo. “Es una gran satisfacción saber que contribuimos al bienestar de personas así, que no se rinden, a pesar de su edad y las dolencias”.
A sus 73 años, el venezolano Justo Jaimes se empeña en seguir rodando balones o, al menos, poder disfrutar de la vida y del deporte sin dolor. Gracias a los especialistas cubanos de la Sala de Rehabilitación Integral “Eduardo Gallego Mancera”, el fútbol y Justo se seguirán mimando sobre un terreno, lleno de estadísticas, ánimos positivos y libre de cojeras.
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