Al reconocer el papel del pueblo durante las pasadas elecciones nacionales, donde ganó la Patria, el Presidente cubano también ha ratificado el concepto de Revolución de Fidel cuando en una parte de su legado habló del ¨sentido del momento histórico que vivimos¨
Mientras las campañas enemigas, caminaron por senderos de todo tipo, comenzando por alentar la no asistencia a las urnas y terminando por noticias falsas publicadas en las redes sociales para desmovilizar el voto, el pueblo concluía con una resonante victoria electoral cuyas cifras ya se conocen y se refrendan no solo en la presencia muy mayoritaria a las urnas, sino además en la calidad del voto.
Si nuestros oponentes hablaron de desconocer las pasadas elecciones, es porque realmente les dolió y muy profundamente.
Y hablando de triunfo electoral, se ratifica que aunque en esta ocasión el Parlamento nacional tendrá una menor cantidad de integrantes, -470 de acuerdo con la proporción concebida por habitantes en cada territorio-, la calidad y representatividad de sus integrantes es indiscutible: 221 son delegados de base, 135 de ascendencia provincial y 114 de origen nacional, seleccionados con el criterio de diversos actores de la sociedad, acerca de quienes nos representarían por un período de cinco años.
El proceso hasta llegar finalmente al momento de las elecciones en el país, ha abarcado en el tiempo un grupo de pasos que apuntalaron el protagonismo y participación de la población, enseñanzas que debemos potenciar, alentar y también sistematizar por lo que aportan los intercambios con el pueblo, y también por las soluciones que pueden derivar de ellos.
Habría que destacar las propuestas de las organizaciones al proponer en principio a los futuros candidatos; la labor de las comisiones de candidaturas; la participación del pueblo evaluando quiénes son los delegados; los delegados luego nominando a los futuros candidatos a diputados; y después el acto legitimador, que resultó el voto directo y secreto del pueblo para dejar conformada nuestra Asamblea Nacional.
Ha sido todo un proceso de profundo carácter democrático donde la participación del soberano ha sido decisiva.
Los retos son inmensos para el nuevo Parlamento, no solo el de continuar la intensa labor legislativa iniciativa durante el período recién concluido, sino además aportar desde el consenso e inteligencias colectivas para contribuir a la toma de importantes decisiones que permitan para la nación, y no solo resistir sino también avanzar con nuestras propias reservas, en medio de un escenario complejo, donde el recrudecimiento del bloqueo nos obliga a convivir con esta inhumana política estadounidense contra Cuba, sin renunciar a nuestros planes de desarrollo presentes y futuros y a impulsar la necesaria prosperidad para nuestro pueblo.
Vencida una etapa, orgullosamente vencida, habrá que seguir dándolo todo para responder a la confianza del pueblo y jamás amilanarnos ante obstáculos, que no son pocos. Esa es la misión del Parlamento cubano electo por el voto contundente de la mayoría.