Grandes de nuestra historia: Valeriano Weyler (21)

Los estudios que sobre la historia de Cuba ha realizado la doctora Francisca López Civeira nos permiten saber que hubo algún Capitán General que dejó una memoria de progreso, como don Luis de Las Casas entre los años 1790 y 1796, pero hubo otros que dejaron recuerdos de opresión como fue el caso de Miguel Tacón que gobernó la Isla de Cuba (entre 1834 y 1838).

Durante las guerras de independencia, también se destacó Arsenio Martínez Campos por haber desplegado una política inteligente de concordia para llegar a la paz, como ocurrió en 1878, aunque durante la guerra de 1895 fracasara en igual empeño.

Sin embargo, en los primeros años de la Guerra de los Diez Años estuvo Blas Villate, el Conde de Valmaseda que impulsó una política de guerra a sangre y fuego y, como parte de ella, desplegó lo que se conoció como «creciente de Valmaseda», pero ninguno dejó tan terrible memoria como el nefasto Valeriano Weyler a quien apodaron “El Carnicero”.

Cuando Martínez Campos fracasó en el enfrentamiento al estallido de 1895 pidió su sustitución y recomendó que se enviara a Weyler, quien llegó a Cuba el 10 de febrero de 1896.

Con este personaje llegaba una nueva política que implicaba una guerra de exterminio, genocida. Esta política se estructuró a través de los Bandos de Reconcentración, lo que se inició por Pinar del Río para extenderse después al resto del país.

La recordada Reconcentración de Weyler consistía en el traslado obligatorio de los campesinos a zonas urbanas, con lo que se pretendía quitar esa base de apoyo a los mambises.

Esta política causó grandes estragos en la población civil a causa del hambre y las epidemias, por lo que fue una de las causas de que el Censo de 1899 arrojara una disminución de la población de Cuba.

Se han hecho estimados de las muertes ocasionadas por la guerra y esa política, las que oscilan las 200 mil.

Lo cierto es que nuestra historia (la que también incluye símbolos negativos), nos dice que en octubre de 1897 ya se hacía evidente el fracaso de la política del sanguinario Valeriano Weyler, por lo que se anunció el fin de la reconcentración, la concesión de autonomía a Cuba y el relevo del capitán general de la Isla hasta entonces Ramón Blanco.

No obstante, la imagen del “Carnicero Weyler” ha quedado como representación de la política cruel y genocida de la metrópoli. En 1899 el personaje fue protagonista de una obra teatral titulada, Los fosos Weyler o La Reconcentración, escrita por el capitán Félix R. Zahonet. Weyler ha quedado en nuestra historia como símbolo de lo peor de la política colonial aplicada en Cuba.

Recuerda que estamos en la marcha junto a los grandes de nuestra historia

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