Otro de los grandes símbolos de nuestra historia lo es sin dudas Ignacio Agramonte y Loynaz.
Agramonte perteneció a una de las familias más distinguidas de Puerto Príncipe, abogado graduado de la Real y Literaria Universidad de La Habana, llegó a ser Mayor General del Ejército Libertador, y vivió una intensa relación amorosa con quien fue su esposa, Amalia Simoni; es una de las más hermosas figuras de las luchas independentistas cubanas y así ha quedado en la memoria, como un héroe romántico.
Una vez graduado, Ignacio Agramonte, luego de haber estudiado en Puerto Príncipe, La Habana y Barcelona, regresó a su ciudad natal, Camagüey, donde contrajo matrimonio con su novia, el 1ro. de agosto de 1868.
El matrimonio de Ignacio y Amalia se celebró al día siguiente en el local de la logia Tínima, donde se conspiraba por la independencia y era Agramonte uno de los conspiradores. El 4 de noviembre de ese mismo año se inició el levantamiento en Camagüey y aunque Salvador Cisneros Betancourt e Ignacio Agramonte debieron quedar en la ciudad para otros trabajos organizativos, por decisión de la Junta Revolucionaria de Puerto Príncipe, pronto se integraron a los insurrectos ante el anuncio de una orden de detención contra ellos. Agramonte lo hizo el 11 de noviembre.
El 26 de noviembre se produjo una reunión de los alzados en Las Minas, donde Napoleón Arango, que era el jefe militar, trató de desviar el movimiento hacia un sendero reformista, lo que fue refutado enérgicamente por Agramonte, quien dijo:
Acaben de una vez los cabildeos, las torpes dilaciones, las demandas que humillan. Cuba no tiene más camino que conquistar su redención arrancándosela a España por la fuerza de las armas.
Recuerda que estamos en la marcha junto a los grandes de nuestra historia.
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