Según la doctora Francisca López Civeira, hay personas que por la gran relevancia que tuvieron sus acciones desde el punto de vista social, se convirtieron en figuras referenciales en nuestra historia.
Es el caso de Hatuey, tan lejos en el tiempo, (y más allá de su presencia en los inicios de la resistencia de nuestros aborígenes ante la dominación española), se convirtió en un símbolo.
No es casual que al organizarse en 1892 el Partido Revolucionario Cubano, Hatuey formara parte de los grandes símbolos que dieron nombre a sus asociaciones o clubes, como lo fue la Sociedad Política Cubana llamada “Hijas de Hatuey”, fundada en Santo Domingo en 1893, o el caso del batallón “Cazadores de Hatuey”, denominado así por un grupo que había combatido con Vicente García en la Guerra del 95 y se alió al Partido Revolucionario Cubano de Martí en noviembre de 1892.
Otro ejemplo de la trascendencia del símbolo de Hatuey ocurrió en 1894, en Cayo Hueso cuando se publicó el periódico independentista llamado La voz de Hatuey.
Los versos de Juan Cristóbal Nápoles Fajardo, (El Cucalambé), también recrearon al legendario ese cacique en su dimensión de amante y combatiente por la libertad, en las décimas tituladas “Hatuey y Guarina”.
Muchos de los libros de texto de Historia de Cuba recrean la imagen de Hatuey, como el que llegó a Cuba antes que Diego Velázquez y que dijo que los españoles tenían el oro como un dios.
Como parte de la construcción del símbolo alrededor de Hatuey, se sembró un tamarindo en una plazoleta en Yara, en recordación del suplicio a que fue sometido allí aquel cacique.
También se conoce la leyenda de “La luz de Yara”, referida a una luz errante que el 10 de Octubre se detuvo en el sitio donde tuvvo lugar el sacrificio de Hatuey ante la hoguera.
Recuerda que estamos en la marcha junto a los grandes de nuestra historia.
No te quedes, ven con nosotros...