En el recuerdo de los cubanos ha persistido la idea, (hoy se sabe que inexacta), de la pérdida total de la población aborigen.
Desde los primeros historiadores se habló de esa extinción y algunos, como José Martín Félix de Arrate, en su libro de 1761, describieron a aquellos pobladores originarios como “de humor pacífico, dóciles y vergonzosos, muy reverentes con los superiores”, “de graciosa forma y hermosura”, pero también que por no conocer nuevos encomenderos, se alzaban y huían a las montañas donde se quitaban la vida, por lo cual se extinguieron.
Antonio José Valdés, en su obra de 1813, explica que en el año 1511 se decidió la conquista de Cuba, una isla llena de habitantes “dotados de mansedumbre y generosidad”, que no podían resistir las armas de los invasores, y también afirma que se ahorcaban de manera masiva. A pesar de tales descripciones de mansos y tranquilos, hubo resistencia en algunos grupos.
De quienes resistieron, el más recordado colectivamente es Hatuey. El historiador Antonio José Valdés afirma que “muchos indios” de La Española se habían refugiado en Cuba porque “no querían vivir bajo la dominación española” y uno de ellos fue Hatuey, “casi el único opositor que encontró nuestra expedición”.
Este es el hecho que más se marcó en la memoria colectiva a pesar de distintos casos de rebeldía, como la encabezada por Guamá entre otras resistencias.
Recuerda que estamos en la marcha junto a los grandes de nuestra historia.
No te quedes, ven con nosotros...