Repasando los nombres de grandes de nuestra historia, el de Félix Varela y Morales es también todo un símbolo.
El padre Varela fue un sacerdote católico y profesor en el Seminario de San Carlos y San Ambrosio, de asignaturas como Filosofía y Latinidad y Retórica y, en 1821, también fue profesor de la Cátedra de Constitución, con la puesta en vigor de la Constitución de 1812 en España.
En su desempeño como profesor realizó cambios de gran importancia en el pensamiento, dominado entonces por el escolasticismo, que implicaron una mirada diferente a la sociedad, lo cual le ganó gran prestigio entre la joven intelectualidad de entonces.
Su manera electiva, que estaba en función de asumir lo que fuera útil y apropiado para conocer e interpretar la realidad, fue de gran importancia para el pensamiento cubano de la época, así como su modo de enseñar a sus alumnos a los que hacía razonar los conocimientos que impartía.
Varela fue un renovador en la enseñanza, entre otras cosas, por su método y por impartir las clases en español y no en latín como se acostumbraba entonces.
De posición independentista, fue también contrario a la esclavitud, lo que le dio una más completa dimensión. Al concurrir a las Cortes españolas en 1822, por haber sido electo diputado, abogó por el reconocimiento de la independencia de Hispanoamérica, cuyas repúblicas habían roto ya los lazos con la metrópoli colonial española, y escribió una memoria sobre la abolición de la esclavitud.
Su opción independentista fue absoluta, por lo que rechazó las invitaciones a sumarse a proyectos anexionistas y también a renovar la propuesta autonomista.
Varela ha sido asociado con la frase “el primero que nos enseñó a pensar”, con lo que de manera errónea se alude a la afirmación de José de la Luz y Caballero, su discípulo, quien dijo que Varela “nos enseñó primero en pensar” y lo señaló como “nuestro verdadero civilizador”. Martí se refirió a Varela de manera enfática, en cuanto a lo que significaba ese nombre para los cubanos.
Félix Varela es presencia imprescindible en cualquier estudio o antología del pensamiento cubano. En el año 1911 sus cenizas fueron traídas a Cuba desde los Estados Unidos y reposan en el Aula Magna de la Universidad de La Habana, lo que reafirma su valor simbólico para todos los cubanos.
Recuerda que estamos en la marcha junto a los grandes de nuestra historia.
No te quedes, ven con nosotros.