La impronta de Carlos Manuel de Céspedes ha perdurado en nuestra historia como un símbolo de liderazgo y rebeldía.
El irlandés James J. O´Kelly publicó una entrevista realizada a Carlos Manuel de Céspedes en su campamento de Río Azul, el 6 de marzo de 1873. Esta publicación contribuyó a dibujar la imagen de Carlos Manuel de Céspedes ante los demás. El periodista califica a Céspedes de “semifabuloso” y lo describió así:
Aunque el presidente Céspedes es un hombre de corta estatura, posee una constitución de hierro. Nervioso por temperamento, permanece siempre en una posición recta.
Los rasgos de su fisonomía son pequeños, pero regulares. De frente alta y bien formada, y ojos entre grises y pardos, aunque brillantes y llenos de penetración, reflejan en su cara oval las huellas dejadas por el tiempo y los cuidados.
Además, oculta su boca y la parte inferior de su cara un bigote y barba de color gris con unos cuantos pelos negros entremezclados; muestra al sonreírse sus dientes extremadamente blancos, y con excepción, muy bien conservados.
El corresponsal del New York Herald refiere el humilde mobiliario de aquel bohío, los pobrísimos enseres para poner en la mesa, pero escrupulosamente limpios, la frugal comida, pero servida con toda formalidad, por lo que, aunque no había lujo, encontró que el acto revestía un carácter de grandeza moral que compensaba la pompa mundanal.
O´Kelly trasmitió así su impresión del hombre de la Demajagua y el modo de sufrimientos y penalidades en que vivía y actuaba en la manigua junto a su compañía presidencial.
Recuerda que estamos en la marcha junto a los grandes de nuestra historia…