En el siglo XX muchos historiadores analizaron la difícil situación que tuvo que enfrentar Carlos Manuel de Céspedes como presidente de la República en armas para enfrentar las contradicciones entre los modos de concebir la revolución, su dirección y métodos, se enfrentaron a sus opositores en Guáimaro, no obstante, de distintas maneras, se mantuvieron después.
Los testimonios ofrecidos por Esteban Montejo al intelectual Miguel Barnet publicados en su libro Cimarrón, refieren a Céspedes como la figura esencial del 10 de octubre y denomina a aquella guerra como “la guerra de Carlos Manuel”, con lo que la simboliza a esa figura de nuestra historia. A no dudar, para muchos de sus contemporáneos, Céspedes fue todo un símbolo.
Un simple obrero tabaquero y peinetero llamado Francisco León y La Nuez fue condenado a morir en garrote vil el 9 de mayo de 1869, en La Punta, La Habana y, cuando se hacía la ejecución, daba vivas a Céspedes y a Cuba independiente.
El pueblo cubano ha recordado siempre otro suceso ocurrido en La Habana, en el teatro Villanueva, el 22 de enero de 1869, y que Martí rememoró en sus Versos Sencillos. El día anterior un popular guarachero, Jacinto Valdés conocido como “Benjamín de las Flores”, había dado viva a Céspedes cuando cantaba la pieza El negro Bueno, por lo que le impusieron una multa de doscientos pesos y una advertencia.
Ese día 22, los ánimos patrióticos se exacerbaron cuando se ofrecía una función en ese teatro. La puesta en escena de la obra Perro huevero aunque me quemen el hocico, de Juan Francisco Valerio, presagiaba un enfrentamiento, como ocurrió cuando, según se afirma, alguien dio vivas a la tierra que produce la caña y una mujer enarboló una bandera cubana.
De repente, los voluntarios arremetieron contra el público. Tiempo después, el popular guarachero, Jacinto Valdés conocido como “Benjamín de las Flores”, (y por aquellos días exiliado), contó que su viva a Carlos Manuel de Céspedes se había acordado por parte de los partidarios de la independencia.
Aquel acto muestra cómo Carlos Manuel de Céspedes se había convertido en un símbolo de la revolución independentista que se desarrollaba.
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