Por Román Romero López
Ciego de Ávila- La presencia de flamencos rosados en el sistema lagunar próximo a los manglares rehabilitados por el proyecto internacional Resiliencia Costera (RC) en el litoral norte de la provincia de Ciego de Ávila, corrobora la recuperación de las funcionalidades de ese ecosistema, dañado por el huracán Irma en el año 2017.
En reciente recorrido por el sitio de intervención directa de Punta Alegre, uno de los cuatro definidos por la referida iniciativa global en la región centro-norte de Cuba, la Unidad de Manejo Provincial de RC comprobó la presencia de unos 30 ejemplares de flamencos rosados, especie que encuentra en la zona un hábitat apropiado para su crecimiento y desarrollo.
Nelson Martínez Moya, propietario de la finca ganadera Rivero, que abarca alrededor de cuatro hectáreas de bosques de manglares, explicó que hace meses avistó unos siete flamencos, los cuales han permanecido en el área e incrementado su población, al hallar un entorno favorable para convivir y reproducirse.
Mantener la presencia de las vistosas aves constituye un nuevo desafío para los trabajadores de Finca Rivero, quienes valoraron la transferencia de conocimientos y recursos para el manejo de un ecosistema sensible que proporciona seguridad ante las amenazas que representan el cambio climático y eventos hidrometeorológicos extremos.
El estado de las plantas y, en consecuencia, la gradual recuperación de la avifauna, recompensan el esfuerzo realizado durante más de tres años en el manejo de la regeneración natural de manglares, de forma que cumplen el compromiso de restablecer cuatro hectáreas, no obstante, las acciones se extendieron por toda la zona afectada.
De acuerdo con la información disponible en la BIOenciclopedia en línea, los flamencos forman parte de las denominadas aves zancudas y presentan tamaños que varían en relación con la especie; los más grandes pueden medir entre 120 y 150 centímetros (cm) y pesar hasta 3,5 kilogramos (Kg).
Los ejemplares más pequeños alcanzan unos 80 cm y llegan a pesar 2,5 kg, en tanto, la coloración de las plumas varía en correspondencia con las especies y el hábitat; los que habitan en ambientes caribeños suelen ser brillantes y de tonos carmín o bermellón.
Habitan en áreas tropicales y subtropicales (Perú, Argentina, Uruguay, Paraguay, Bolivia y sur de Brasil), otras especies como el enano ocupan regiones de África, mientras el flamenco del Caribe se encuentra de manera fundamental en Cuba, Bahamas y la Península de Yucatán.
Conviven en lagos, lagunas costeras, marismas, estuarios, zonas de manglares, llanuras de marea e islas de arena en la zona intermareal, particularmente en ambientes rodeados de aguas saladas, salobres y alcalinas de poca profundidad, donde se alimentan de algas, larvas, insectos, crustáceos, moluscos y pequeños peces.
Como dato curioso, la referida enciclopedia destaca que se vuelven rosados en la medida que crecen y modifican su alimentación pues los adultos incluyen en su dieta alimentos que contienen carotenoides, sustancias que le proporcionan el hermoso color, por tanto, si reducen su consumo el plumaje palidece.
La avifauna valida los esfuerzos realizados durante más de tres años para rehabilitar el ecosistema de manglar, mediante labores de regeneración natural asistida que garantizan el incremento de la resiliencia de ecosistemas y comunidades costeras ante los impactos del cambio climático (ascenso del nivel del mar y eventos hidrometeorológicos extremos).
Resiliencia Costera se implementa bajo el liderazgo del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente, a través de la Agencia de Medio Ambiente y su Grupo Nacional para la Evaluación de Riesgos, con la participación de otros actores y el acompañamiento del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo en Cuba.
Cuenta con financiamiento de la Unión Europea, a través de la Alianza Global para el Cambio Climático Plus, organismo que apoya a los países más vulnerables a fortalecer su resiliencia para afrontar las condiciones atmosféricas imperantes en el planeta.
(Fuente: ACN)