Desde el pensamiento martiano de que los niños son los que saben querer y son la esperanza del mundo, la Compañía Teatral Infantil “La Colmenita”, junto a otros artistas, celebró el cumpleaños 98 del Comandante en Jefe con el espectáculo ¡Buenos días, Fidel!
El teatro de la Sala Universal de las FAR, vivió momentos de intensa emoción al recordar pasajes del Gigante Invencible, desde imágenes que en apretada síntesis, recorrieron la inmensa obra del líder histórico de la Revolución.
En el homenaje estuvo el Primer Secretario del Comité Central del Partido y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, junto a los miembros del Buró Político, Esteban Lazo Hernández, Presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular y Roberto Morales Ojeda, Secretario de Organización del Comité Central del Partido, además del Comandante de la Revolución, Ramiro Valdés Menéndez, viceprimer ministro; el Comandante, José Ramón Machado Ventura, y otros altos dirigentes del Partido, el Gobierno y las organizaciones políticas y de masas.
La icónica imagen de una majestuosa rosa verde con el símbolo de los grados de Comandante en Jefe empalmada en su centro, presidió al comienzo, el enorme escenario, sencillamente decorado, para asumir el protagonismo de los niños-artistas en un espectáculo dirigido por Carlos Alberto Cremata, compañía que tuvo también el privilegio de celebrar junto a Fidel sus onomásticos 70 y 90.
Con la misma fuerza con que su voz brotó, la repentista Tomasita Quiala provocó entre los presentes emociones diversas para, desde la poesía, referirse al cumpleaños del Comandante como “98 flores colgadas de tristezas”, y recordar en presente a Fidel.
Durante aproximadamente cincuenta minutos, artistas e integrantes de “La Colmenita”, pusieron a prueba los corazones, para con la magia que siempre envuelve al teatro, reflejar desde el arte las ideas por las que tanto luchó Fidel.
Apoyados en textos legendarios de Fayad Jamís, Jesús Orta Ruiz,- el Indio Naborí-, y Thiago de Mello, entre otros, el espectáculo defendió el amor, la lealtad a la Patria, el compromiso, la fidelidad; valores que el líder cubano defendió y multiplicó entre varias generaciones.
En el tributo se unieron también los cantautores Raúl Torres y Nelson Valdés. Desde la belleza de la guitarra, la evocación a un Fidel “abriendo alas y desde la tierra abriendo surcos”, emergió de la canción.
De manera implícita, la velada fue una perfecta conjunción entre el arte bien hecho con el contenido que enaltece y nos hace crecer. Desde uno de los cantautores, la belleza de lo expresado, recordó que el ejemplo, cuando cala profundo, nunca muere y pasa de una a otra generación, hasta perpetuarse en el tiempo. Por eso entonó, entre aplausos y a plena voz, la idea de que “hay fuerzas que arden con tanta pasión, que no se pueden mirar sin parpadear, y quien se acerca se enciende”, así diría.
Desde muchas dimensiones estuvo presente Fidel durante todo el tributo. En los textos de las canciones y los poemas, en los asistentes en la sala que le conocieron directamente o aprendieron a quererlo de tanto escuchar sus proezas.
Porque a Fidel es difícil no admirarlo y amarlo, porque fue un país, Cuba misma hecha voz, canción; siempre vivo, en cada sitio donde la paz y la solidaridad han sido protagonistas, y el amor y la amistad se dieron la mano. Fidel es para todos los tiempos.
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