Manzanillo, Granma- Anda las calles de esta ciudad en short y pullover, confundiéndose como uno más de los residentes en este costero municipio, de la oriental provincia de Granma, territorio por el cual el boricua Radamés Feliciano Cruz siente una predilección particular por el significado que encierra para la historia de Cuba.
Este carismático hombre, nacido en Ponce, Puerto Rico hace más de siete décadas, nos cuenta que su primer contacto con la Isla fue en 1967 cuando el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz invitó al país a los puertorriqueños que apoyaron la hazaña deportiva del buque cubano Cerro Pelado.
“Yo pertenecía a una organización que se llamaba Movimiento Pro independencia, dirigido por Don Juan Mari Bras. Este ideó la estrategia: vamos a alquilar a los pescadores de cataño con sus lanchones grandes, y vamos a buscar a los atletas cubanos en altamar.
“Cuando tenía 13 años y poco conocimiento, ayudaba a recoger dinero en Ponce a un grupo de cubanos que estaban en Puerto Rico y como la libertad no se discute, hay que ayudar a construir esta.”
De profundas raíces patrióticas y revolucionarias, Feliciano Cruz nos revela que sus padres y abuelos apoyaron las luchas independentistas en la Isla del Encanto y aportaron a la Mayor de las Antillas, que él ha visitado más de ochenta ocasiones.
“El Comandante en Jefe era un desconocido, excepto que había formado la Revolución en la Sierra Maestra. Solo por tumbar al dictador era suficiente y hay que ayudar a quién: a Fidel. Yo era un niño cuando eso.”
Este veterano luchador asevera que “con el Triunfo de la Revolución, Fidel no solo cambió a Cuba, lo hizo con el mundo porque muchos presidentes y personalidades pusieron su vista en esta pequeña nación, pero de un inmenso ejemplo de igualdad y libertad plenas.
“Y en todo el mundo se habló bien de él, lo que pasa que ponían la mano para tapar el sol, pero cuando Estados Unidos ponía las dos manos para que el sol no saliera para Cuba, el Comandante en Jefe hacía que el sol saliera para Cuba. Fidel fue luz para el mundo y yo lo cargo para siempre en mi corazón.”
Autodenominado Orozcosiano, en alusión a su amistad con el historiador manzanillero Delio Orozco González, el fraterno Radamés Feliciano Cruz está de visita en la ciudad del Golfo para llevar a su país un busto con la imagen del puertorriqueño Modesto Tirado Avilés, quien fuera alcalde de este oriental municipio de Cuba.
“Somos los míos, no existe ninguna diferencia. Siempre hay un sentido humano para Cuba, donde quiera que tú lo busques. Hoy se vive un período complejo, pero la Revolución cubana siempre hay que salvarla porque es un paradigma mundial.
“Puerto Rico tiene una alta tasa de criminalidad por la portación de armas, quién controla eso: los yanquis. Las vacunas cubanas, que no las aprobó la Organización Mundial de la Salud, la usan en los Estados Unidos. Cuántos cubanos vienen de esa nación a vacunarse aquí, miles. Si vamos a ver, con todos los problemas que hay, la dignidad es intacta. Que vayan a otros países.”
Radamés Feliciano Cruz anda las calles de la ciudad del Golfo como uno más de sus habitantes porque se siente en su cuna, un amor que nace en la historia entre Cuba y Puerto Rico y, en el presente, fortalecen sus hijos.
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