Nuevamente acudiremos este martes a la céntrica esquina de las calles 23 y 12 de La Habana, escenario histórico dónde hace 63 años se proclamó el carácter socialista de la Revolución Cubana.
Precisamente en ese lugar, el pueblo con los fusibles en alto, juró defender la Revolución de los humildes, por los humildes y para los humildes, al precio que fuera necesario.
Tras el patriótico discurso pronunciado por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, a lo largo y ancho de la isla, ante la inminente agresión mercenaria por Playa Girón, los cubanos se dispusieron a defender desde ese momento no solo la obra revolucionaria, también la Ideología socialista.
Nuestra historia no se puede olvidar, tenemos un compromiso muy definido con la sangre derramada y las vidas ofrendas, porque de ella nos viene la fuerza moral que impulsa el corazón de nuestro pueblo.
No olvidamos los ataques simultáneos del 15 de abril de 1961 contra los Aeropuertos de Ciudad Libertad, San Antonio de los Baños, y Santiago de Cuba. Esa vil embestida imperial cobró siete vidas de jóvenes heroicos, hijos de obreros y de familias humildes, como la de de aquel valiente joven Eduardo García Delgado, quien escribiera con su propia sangre antes de morir, el nombre de Fidel.
A los odiadores, les decimos que recuerden Playa Giron, que recuerden el heroismo de este pueblo, la unidad de la nación, el espíritu de sacrificio, tanta sangre derramada y vidas ofrendas. Recuerden la fibra del tejido espiritual de nuestra patria y el tamaño de nuestro corazón.
Los de hoy somos los mismos de ayer, de mañana y de siempre.
Nuestro deber es vencer y venceremos. En la intercepción de 23 y 12, tras 63 años, todos nosotros somos la Continuidad de esa juventud heroica, hijos y nietos de aquellos hombres y mujeres sencillos del pueblo que juraron defender el socialismo hasta las últimas consecuencias.
Orgullosos de nuestra Patri, con Fidel por siempre en el corazón, bajo la guía de Raúl y Díaz-Canel se reafirman el compromiso y la voluntad de no vacilar frente a quienes sean, en defenderla hasta la última gota de sangre. Esas son nuestras razones de ayer, de hoy y de mañana.