Escuela-hogar: binomio insustituible

La familia es parte de la escuela porque en esta última los conocimientos que se imparten deben ser complementados en la casa, sobre todo cuando hablamos de la enseñanza primaria donde se transita por la primera etapa en la preparación general del niño.

Desgraciadamente no siempre se comprende esta afirmación, y teniendo en nuestras manos la posibilidad de ayudar y contribuir a que nuestros hijos hagan del hogar una extensión de las aulas y avancen con mayor rapidez, no lo hacemos.

Algunos grados de la enseñanza primaria se encuentran en período de perfeccionamiento, y eso quiere decir que sus contenidos se refuerzan e incluso algunos de ellos que se impartían en grados superiores parte de ellos son ahora parte de otros grados inferiores lo cual conlleva una mayor atención durante el período de aprendizaje.

Los maestros tienen la misión de enseñar, además de la de educar y depositar esos nuevos conocimientos en los estudiantes, pero el esfuerzo resulta mayor cuando se imparten contenidos en los primeros años de vida porque no existe ese hábito de permanecer en un aula y lo que se recibe es totalmente nuevo, la base del conocimiento es casi nula.

Es ahí donde la familia debe interactuar más con la escuela, saber qué se imparte y cuáles son los límites del conocimiento en el grado por donde transitan sus hijos, permitirá acompañar al maestro desde el hogar acentuando la impartición de cada asignatura y reforzando los objetivos del grado.

Existe el criterio errado por cierto, de que esto último es una función y papel del maestro. Es cierto si tomamos en cuenta que el docente es quien conoce los contenidos a desarrollar y cómo hacerlo, qué habilidades debe estimular en el niño o la niña en el grado donde se encuentra; sin embargo, la repetición en casa, el estímulo para alcanzar una mayor ejercitación para complementar ese proceso docente desde el hogar es imprescindible.

Cualquier etapa de perfeccionamiento docente es mucho más efectiva si se acompaña del trabajo en equipo y ese binomio escuela-hogar es insustituible porque actúa de manera integrada y la da sostenibilidad a la impartición del conocimiento. No hay otra fórmula.

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