Cuando un estado como el nuestro se propone a toda costa, como parte de su proyecto, trabajar por una mayor justicia social para todos, pareciera un propósito raro en estos tiempos cuando los modelos neoliberales ganan terreno y las brechas entre los que tienen mucho y aquellos que poco o nada tienen, se amplían.
Pudiera parecer una consigna o frase preconcebida a la que algunos adjudican matices políticos o justificativos, pero muy lejos de eso, no lo es.
Tras la pandemia, que demostró mucha ineficiencia y falta de voluntad de no pocos gobiernos para enfrentarla, sobrevino una enorme crisis económica mundial que deriva en menos producción de bienes y servicios, carestía de las materias primas y combustibles, incremento sustantivo de los precios de los alimentos a escala mundial, entre otros males.
De ese impacto económico apreciable, puede instituirse que las naciones de menos recursos, las llamadas del Sur, son las más perjudicadas. Si vamos al caso de Cuba, solo la heroicidad demostrada por el pueblo, -que se escribe cada día-, y el compromiso inamovible de nuestro Gobierno expresado en la voluntad política para superar los problemas, algunos de ellos muy complejos, ha permitido poder llegar hasta aquí a pesar del sinnúmero de dificultades cotidianas.
Preguntémonos qué país hubiera podido mantenerse en pie con la aplicación en su contra de medidas de bloqueo recrudecido en plena pandemia – más de 243 incluso durante la pandemia-, persecución financiera que se expresa en la persecución a los bancos para que retiren cualquier vínculo con Cuba, persecución a buques para evitar la compra de combustibles, la presión a terceros países para que nos nieguen la posibilidad de comercio, entre otras tantas acciones azuzadas por el Gobierno de Estados Unidos para tratar de rendirnos.
Súmele la inmoral y unilateral inclusión de nuestro país en la lista de los países supuestamente patrocinadores del terrorismo que promueve igualmente Estados Unidos, otra justificación para perpetuar el genocida bloqueo.
No son justificaciones, sino realidades. Se ha reiterado que tendremos que seguir conviviendo con la injusta política de bloqueo del Gobierno estadounidense, y para eso necesitamos enfocarnos en las propias reservas internas que tenemos, disminuir más temprano que tarde cada brecha de ineficiencia, mala calidad, no aprovechamiento de nichos para la exportación y para la disminución de las importaciones que identifiquemos, hacer un más racional y eficiente uso de los recursos tanto materiales como humanos, incrementar la producción de alimentos, – tan vital como estratégica-, un sector que junto a la compra de combustible concentra las mayores importaciones anuales.
Es por eso, que una celebración como la del Primero de Mayo, va más allá de una fecha, porque se convierte en nuevo punto de partida y motivación no solo para generar un mejor ambiente productivo sino para trabajar a conciencia, desde cada colectivo, para hacer realidad la frase que preside los festejos A Cuba, manos y corazón.
