Encuentro imaginario de Fidel y Martí en el Cementerio de Santa Efigenia el 4 de diciembre del 2016

Martí: Bienvenido, desde hace siete días te estoy esperando.

Fidel: Gracias, tuve que despedirme de mi pueblo, estuve en todos los lugares por donde pasé con la caravana en 1959 cuando triunfó nuestra Revolución, estuve con el Che, muy cerca del Mayor, de Céspedes, pasé la noche al lado de Maceo, estuve también con los expedicionarios del Granma… Al llegar aquí me hicieron un lindo recibimiento.

Martí: Lo ví, fue una demostración de cariño espontánea muy bien merecida. El de aquí lo preparó Frank, yo lo supervisé, pero él y tus compañeros de lucha fueron los que desplegaron toda la iniciativa.

Fidel: Usted…

Martí: Puedes tutearme.

Fidel: Disculpe, pero usted, hasta a los niños trataba con respeto.

Martí: Sí, pero era otra época.

Fidel: En cualquier época a los maestros hay que respetarlos porque son las personas que nos transmiten todas las enseñanzas, sus experiencias y cuya actuación queremos imitar siempre.

Martí: Entonces a ti también tengo que tratarte de usted. Yo he aprendido mucho de ti, porque, aunque no pocos dicen que mi prosa es complicada, tú la interpretaste y supiste llevar a la práctica, de forma renovada y en grado superior, todo lo que yo teóricamente había planteado en mis doctrinas.

Fidel: Es que yo tuve tiempo para hacerlo, usted murió prematuramente, fue a la lucha antes del momento adecuado.

Martí: Quizás desde el punto de vista táctico fue prematuro, políticamente fue el adecuado, algunos, olvidando que desde muy joven estuve preso, llevando grilletes y sufriendo vejaciones y que fui desterrado, pensaban que me había dedicado a la parte teórica y no estaba en la lucha directa.

Fidel: Usted era muy importante en la tarea de mostrar a los hombres el camino a seguir y se expuso innecesariamente.

Martí: Tú, parece que estabas protegido por los dioses, porque te expusiste mucho más desde los primeros momentos, en las luchas estudiantiles, en el ataque al cuartel Moncada, en el desembarco del Granma, en la lucha en las montañas, en el ataque a Playa Girón, en la crisis de octubre, la lucha contra bandidos, en la explosión de la Coubre, en los disturbios de los 90, burlaste los cientos de atentados y la mayor de tus hazañas fue hacerle frente al Imperialismo durante tanto tiempo.

Fidel: Gracias, Maestro, pero aún queda mucho por hacer, ya habrá tiempo para descansar.

Martí: Mira hacia arriba, ahí está la paloma que te acompañó a tu llegada a La Habana, la que el 28 de noviembre, al comenzar tus funerales, revoloteó en la Plaza de la Revolución, viene con toda su prole, anunciando que estarán siempre en los hombres del pueblo cubano para llevar a cabo nuestra doctrinas.

Y mira hacia atrás, ahí tienes a todos los jinetes, súbete al caballo que tienes al lado, ve al frente de esta caballería, escoltándote estaremos Camilo, el Che, Frank, Almeida, Maceo y yo. Vilma, Haydée y Melba también quieren escoltarte. Cabalgarás con la bendición de Céspedes y de Mariana.

Fidel: Cabalguemos juntos, vayamos en marcha unida y entonemos todos nuestro Himno de combate, nuestro Himno Nacional, convencidos de que la Patria nos contempla orgullosa.

Tomado del Libro Martí, Fidel y el Programa del Moncada

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