El 11 de abril de 2002 fue el día escogido por la derecha venezolana y sus aliados externos para la arremetida contra el gobierno del Comandante Hugo Chávez. Lo que en un inicio parecía una marcha pacífica, se tornó violenta cuando la oposición decidió cambiar la ruta hacia el Palacio de Miraflores, para “exigir” la salida del Presidente Constitucional de la nación.
La figura visible de la oposición detrás del golpe empresarial y mediático era el empresario Pedro Carmona Estanga, “Pedro el breve”, como lo definió la historia. El Presidente legítimo fue secuestrado, mientras intentaban mostrar a la opinión pública una supuesta renuncia. Sin embargo, hubo un detalle que no tuvieron en cuenta los golpistas: el coraje del bravo pueblo de Bolívar.

No tuvieron en cuenta a la gran mayoría de los venezolanos, que habían conocido -gracias a la Revolución Bolivariana- los conceptos de dignidad y de Patria, las bondades de la educación, las oportunidades de salud, sus derechos civiles y políticos. A pesar del golpe mediático y el silencio informativo, la gente humilde de los cerros caraqueños sabía muy bien que Chávez jamás renunciaría.
Se vivieron tensas jornadas. El pueblo salió a las calles a defender la Revolución, la Carta Magna y a su Presidente. Hugo Chávez regresó a Miraflores y una marea popular lo acompañó, en la madrugada del 14 de abril de 2002.
Habían transcurrido apenas 48 horas, luego de un fallido golpe de Estado que intentó derrocar a la Revolución Bolivariana. Los sucesos fueron expresión de una conspiración pensada, orquestada y financiada desde Washington.




La intentona golpista del 11 de abril del 2002 en Venezuela, fracasó. Después vendrían otras muchas derrotas para la derecha y sus aliados en la hermana nación suramericana.
Aquellos hechos de abril hace 23 años, mostraron sin disfraces a los enemigos de la naciente Revolución liderada por el hijo de Sabaneta. Sin embargo, al mismo tiempo, la conciencia política del pueblo y de los militares honestos se hizo más clara, y los compromisos con el proyecto revolucionario se fortalecieron, al igual que la unión cívico-militar.
A 23 años del fallido golpe de Estado, la oligarquía venezolana, junto a los mismos aliados internos y externos, ha seguido intentando el derrumbe del proceso de cambios iniciado por Hugo Chávez y continuado por Nicolás Maduro.

La frase «Cada 11 tiene su 13», quedó para siempre en el refranero del pueblo venezolano, en alusión a la resurrección popular del 13 de abril, que aniquiló el golpe de Estado perpetrado el día 11, en aquel difícil y glorioso año 2002.
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