Santiago de Cuba.- Ante el busto del teniente Pedro Manuel Sarría Tartabull -militar del ejército batistiano que con su actitud digna salvó la vida de Fidel Castro, a pocos días del asalto a la segunda fortaleza militar del país- rindieron tributo este miércoles el General de Ejército Raúl Castro Ruz, líder de la Revolución cubana; y el Primer Secretario del Comité Central del Partido y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez.
Minutos después de finalizado el emotivo acto conmemorativo por el aniversario 70 del asalto a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, Raúl y Díaz-Canel se trasladaron al patio del museo 26 de Julio, ubicado en uno de los espacios que antes ocupara la fortaleza, en la ciudad de Santiago de Cuba.
La ceremonia, donde participaron, además, miembros del Buró político, dirigentes del Partido, el Estado y el Gobierno, fue breve, pero cargada de simbolismo.
Ante la ofrenda floral dedicada a Sarría, en nombre del pueblo de Cuba, Raúl y Díaz-Canel ofrecieron tributo al hombre que con su postura firme e intransigente impidió que asesinaran Fidel, al ser apresado luego de los sucesos del Moncada.
«Las ideas no se matan”, fue la frase sentenciada por Sarría cuando guardias de la dictadura intentaron disparar al Jefe del Movimiento 26 de Julio, la misma frase inscrita en el retrato escultórico develado hace diez años.
De manera especial, el Comandante de la Revolución Ramiro Valdés Menéndez, protagonista también de la gesta del Moncada, caminó hasta el busto del teniente Sarría y en voz baja, simplemente dijo: «Gracias».
Allí, este 26 de julio, con toda solemnidad y respeto, el General de Ejército afirmó a los participantes en la ceremonia: «Fidel vivió por este honorable señor».
La jornada de homenaje y recordación continuó en el cementerio Santa Ifigenia, sitio sagrado de la Patria. El General de Ejército Raúl Castro Ruz y el Presidente Miguel Díaz-Canel Bermúdez rindieron tributo a los héroes y mártires de la Revolución cubana.
Junto a miembros del Buró Político, dirigentes del Partido, el Estado y el Gobierno, presenciaron el cambio de la Guardia de Honor a los Padres fundadores de la nación.
Siempre estremecen las notas de la Elegía a José Martí, compuesta por el Comandante de la Revolución Juan Almeida Bosque, y la marcialidad de los jóvenes soldados.
Las primeras flores fueron para el Héroe Nacional de Cuba, José Martí, ante la cripta funeraria, cubierta con la bandera nacional, que guarda los restos del «más universal de los cubanos», aquel que jóvenes valientes no dejaron morir en el año de su centenario.
Luego se dirigieron hasta la piedra de la Sierra Maestra, que desde el 4 de diciembre de 2016 custodia las cenizas del Comandante en Jefe y donde solo hay una palabra grabada, Fidel.
Con la permanente emoción que inspira este sitio, fueron depositando las flores ante el monolito que atesora las cenizas del líder histórico de la Revolución.
Minutos después, el homenaje continuó en los monumentos a Carlos Manuel de Céspedes y Mariana Grajales, Padre y Madre de la Patria, símbolos sagrados de nuestra historia.
El solemne recorrido prosiguió hasta el panteón de la familia País García, como homenaje a sus hijos Frank y Josué, combatientes de la clandestinidad, jóvenes que entregaron sus vidas por su ideal revolucionario.
Muy cerca de la tumba de Frank País, descansan las cenizas de su compañero de luchas, Armando Hart Dávalos. Al ferviente luchador contra la dictadura de Batista y probado revolucionario hasta el último día de su vida, también se rindió tributo este 26 de julio.
En la jornada de recordación no podía faltar el homenaje a Pedro Figueredo Cisneros, Perucho, en el sitio donde reposan sus restos al pie de una escultura de bronce y las estrofas del Himno Nacional, cuyas notas nos ratifican cada día que «Morir por la patria es vivir».
Raúl y Díaz-Canel, junto a dirigentes del país, también depositaron flores ante los nichos del Mausoleo a los Mártires del 26 de julio, dedicado a los moncadistas que cayeron en aquella epopeya.
Seguidamente, depositaron flores ante el panteón de los caídos en otras tierras cumpliendo el deber del internacionalismo.
En cada tributo, el General de Ejército recordó, con sus reflexiones y anécdotas, que cada detalle en este sitio solemne de la Patria encierra un significado y una enseñanza para las nuevas generaciones.
Por ello, a la entrada de Santa Ifigenia, muy cerca de la piedra donde descansan las cenizas de Fidel, se lee en letras doradas el concepto de Revolución, emitido por el Comandante en Jefe en el año 2000. Este es un mandato para todos los tiempos, para que cada generación de cubanos siga teniendo su propio Moncada.
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