El Centro de Diagnóstico Integral “La Loma” está ubicado en una zona de difícil acceso, en la región Barlovento, del municipio Pedro Gual, perteneciente al Estado venezolano de Miranda.
Muy cerca de la playa Machurrucuto, donde hay un monumento erigido al joven revolucionario cubano Antonio Briones Montoto, caído en estos parajes en una misión internacionalista, allí en ese sitio memorable, en estos momentos, héroes y heroínas de batas blancas de la isla caribeña llevan salud al pueblo venezolano.
Lo sabe muy bien la Doctora Yaslenia García Alcolea, Jefa de la institución, quien nos recibe y explica que “en este CDI prestamos varios servicios como laboratorio clínico, ecografía, rehabilitación y cuerpo de guardia, inyección, apoyo vital y hospitalización, con salas equipadas para cualquier urgencia, además de la realización de electrocardiogramas”.
Precisamente, el día de nuestra visita llegó a solicitar ayuda un vecino de la localidad con su sobrina, una niña que había acabado de tener un accidente en su hogar. El Doctor Reinier Jiménez Albor, médico diplomado en terapia intensiva, de 29 años, recibió a la pequeña e inmediatamente se tomaron todas las medidas y procedimientos estipulados para estos casos.
Llegó la infante con una caída de una mata de guayaba a dos metros de altura, el tío la trajo, ella refería dolor de columna, pero no presentaba complicaciones a nivel torácico ni respiratorias, tampoco fracturas, no tenía problemas para mover piernas y brazos; de todas maneras le brindamos los primeros auxilios, análisis complementarios, hicimos una radiografía de tórax, un eco abdominal, y todo dio con parámetros normales, le administramos un ámpula de Dexametasona, y le indicamos el tratamiento con analgésicos y antiinflamatorios, le encomendamos al tío la mantuviera en observación y si aparecía otro síntoma la trajera de inmediato.
Casos como estos son cotidianos en La Loma. Esta es una zona de pesca, lo cual provoca muchas enfermedades respiratorias, nos dice la Doctora Yaslenia.
“En esta institución se atiende un promedio de 60 o 70 pacientes diarios. Además de los servicios de las salas de rehabilitación, contamos con 13 consultorios ambulatorios, y muchas personas llegan a consultas externas o a cuerpos de guardias, aquí hay otras enfermedades comunes como infecciones urinarias, las cuales, junto a las respiratorias, son las que provocan los mayores índices de hospitalización; de igual manera, asisten descompensados por hipertensión o diabetes”, refiere la experta.
Sobre la receptividad en el pueblo de estos servicios considera que “el impacto ha sido positivo, porque antes del Proyecto Barrio Adentro II no había salud gratuita y de excelencia, y ahora se ve con satisfacción el cambio, pero no sólo ofrecemos consultas en el CDI, también nos trasladamos a zonas de difícil acceso con jornadas de trabajo comunitario integrales, atendemos a niños, embarazadas, adultos mayores, personas encamadas, les facilitamos los medicamentos si lo tenemos, de los que entran por donación por parte del Gobierno venezolano o las autoridades locales. Nosotros damos un trato afable, y el cariño mutuo es indiscutible; por otra parte, tenemos un servicio de guardia de 24 horas”.
Estas experiencias los han hecho prepararse más, como dice el Dr Reinier.
Enfrentarse con casos como el de la niña accidentada nos obliga a capacitarnos y estudiar, y nos da la certeza de que somos muy útiles, nos enfrenta a situaciones que no vemos en Cuba, todo ello aumenta nuestra experiencia laboral y nos conmina a actuar con más eficacia y profesionalidad para cumplir la misión, brindar nuestro apoyo a este país y regresar más capacitados y comprometidos a la Patria.
Y sobre el mismo tema señala Yaslenia: “Aquí hay zonas aledañas de difícil acceso, donde a veces recibimos a pacientes con mordeduras de animales que no estamos acostumbrados a ver en la isla, son conductas nuevas que debemos tomar, es un gran reto para el que vive en un pueblo como La Loma”.
A este CDI, además de los vecinos de la comunidad La Loma, llegan diariamente pacientes de otros sitios aledaños como Machurucuto, Rayandería, San Antonio, Las Colinas, Las Mercedes, Palo Blanco, La Rosa, La Loma, Cúpira y Palo Quemado. Una alta responsabilidad para los 19 cooperantes de diversas provincias cubanas que están en un sitio tan distante, pero donde son muy necesarios.
En ello coincide la Jefa de este centro.
Somos imprescindibles, y eso nos alienta para seguir. A pesar de estar lejos en un lugar de difícil acceso, la comunicación con la familia no ha dejado de fluir; por otra parte, al ser un CDI lejano también tenemos el apoyo de las direcciones del Estado y de la Misión, que están pendientes de nuestras necesidades y de los insumos que necesitamos.
Desde el punto de vista personal admite que “es un reto grande, porque cuando uno sale de nuestra patria sabemos que vamos a cumplir misión, pero no conocemos en qué lugar seremos ubicados, el objetivo es brindar servicios de excelencia, y uno tiene que adaptarse a las condiciones, tener la sonrisa para atender al paciente, somos un equipo, entre nosotros nos apoyamos, porque no estamos cerca de la familia biológica, pero nos ayudamos, porque nos tenemos a nosotros mismos, que somos una gran familia dispuesta a cumplir nuestra tarea con éxito”.
Esa es la convicción que reina en La Loma, donde resalta la entrega de un colectivo de héroes y heroínas de batas blancas que cuidan de la salud del pueblo venezolano.
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