Tras el descanso del fin de semana, el doctor cubano César Luis Góngora Martínez sabe que tendrá un lunes de mucho trabajo. Advierte, desde ya, que así serán también su miércoles y su viernes. Lo tiene científicamente comprobado, como líder de la consulta para la atención a la úlcera de pie diabético en la Clínica Popular del Valle, una institución caraqueña donde le esperan unos 40 pacientes.
El doctor Góngora es especialista en Angiología y Cirugía Vascular, y forma parte del grupo de médicos, enfermeros y científicos cubanos que impulsan el Programa del Buen Vivir para el Diabético en Venezuela.
Se trata de un proyecto que, en casi 15 años, entre evaluaciones integrales al paciente, cirugías menores y el uso de medicamentos tan efectivos como el Heberprot-P, ha salvado miles de vidas en una nación con alta incidencia de esta enfermedad.
“Todo el que viene a la consulta es atendido, porque sabemos que la úlcera del pie diabético es una urgencia médica. El paciente no puede esperar a la próxima consulta, porque puede perder su extremidad. El año pasado atendimos aquí más de 720 pacientes y en lo que va de 2023 ya suman 350. Atendemos unas 40 personas diarias, como promedio”.
Según explica el también destacado investigador de la Misión Médica Cubana en el Distrito Capital venezolano, “aquí hacemos una evaluación integral del paciente, no solo enfocada en la lesión que trae en el pie, sino en el control metabólico de la diabetes mellitus”.
“Se evalúa cada caso y se asume la conducta necesaria: cirugía menor, curas periódicas y tratamiento médico, que incluye el uso de antibióticos, antiagregantes plaquetarios, analgésicos y el Heberprot-P, un medicamento único en el mundo, creado por científicos cubanos, que tiene una gran importancia para la recuperación del paciente”.
Además de su amplia labor asistencial, el angiólogo cubano César Luis Góngora Martínez disfruta de la posibilidad de enseñar. Y así lo hace, a sus alumnos venezolanos y a sus pacientes, que también tendrán que aprender a vivir con su enfermedad.
Por eso, también, el abrazo agradecido de los que cada lunes, miércoles y viernes le esperan en la Clínica Popular del Valle.
“Es algo que decirlo con palabras es quedarse corto. Sentir la alegría de nuestros pacientes cuando logran salvar su pie; que llegan a la consulta en silla de ruedas y se marchan caminando, es una satisfacción indescriptible”.
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