Julio Antonio Mella y su hija Natasha nacieron jurídicamente en Camagüey. El eterno líder de la juventud vino al mundo en La Habana con el nombre Nicanor McPartland. El natalicio de la niña aconteció en Ciudad de México. Pero la esposa de aquella figura entrañable, Olivín Zaldívar, jurista de profesión, demostró legalmente que Nicanor y Julio Antonio eran la misma persona. Y en consecuencia, Natasha fue inscrita en la célebre villa de los tinajones.
Y Camagüey asumió la responsabilidad de publicar el deslumbrante estudio Julio Antonio y Natasha Mella: “Reencuentro al final del camino”, de los historiadores cubanos Adys Cupull Reyes y Froilán González García, de la Editorial Ácana, presentado en el viejo Palacio de los Torcedores de La Habana, hoy Museo Nacional de los Trabajadores Cubanos, como parte de la XXXI Feria Internacional del Libro Cuba 2023.
Uno de los autores, Froilán González García, recordó que tras la aparición hace ya varios años del volumen Hasta que llegue el tiempo, con 47 crónicas íntimas de Julio Antonio Mella, se anudó una relación con su hija Natasha, radicada en Estados Unidos a raíz de las expropiaciones de la Ley de Reforma Agraria, que afectó propiedades de su esposo, descendiente del Marqués de la Real Proclamación.
Froilán González García significó el papel facilitador del contacto con Natasha Mella del ex diplomático cubano residente en los Estados Unidos, Héctor Soto García, quien antes de fallecer expuso su voluntad de integrar la membresía de la Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana (ACRC), en virtud de sus servicios como combatiente del silencio.
De acuerdo con los autores de la investigación, los historiadores camagüeyanos precisaron que el padre de Olivín, el abuelo de Natasha, era primo hermano de Brígida Zaldívar Cisneros, la esposa del Mayor General Vicente García González, por lo que se confirmó un vínculo familiar de profundo interés.
Froilán González García y Adys Cupull Reyes, significaron la presentación del estudio Julio Antonio y Natasha Mella: “Reencuentro al final del camino” en el histórico Palacio de los Torcedores de La Habana, un sitio intensamente vinculado a la existencia del extraordinario dirigente revolucionario, y que –según su criterio—debiera ser subsede en las ferias del libro por venir.