Mis maestros de segundo y tercer grados se llamaban Victoria Acosta y Cándida Sirau, respectivamente. Cierro los ojos y veo una larga fila de alumnos a la entrada del aula en la escuela anexa “Felipe Poey”, de la capital cubana, y yo en el último puesto por ser la más alta.
En diferentes momentos de la jornada de clases ellas corregían la postura, el uso correcto del uniforme y hasta la forma de caminar y hablar cuando se expresaban acerca de algún asunto.
Es cierto que a la mayoría de las personas, el recuerdo de los primeros docentes los acompaña toda a vida. Es que en ese tiempo permanecían casi todo el día con ellos. Y servían de ejemplo por como vestían, la forma agradable de aclarar las dudas de los que no entendieron la primera vez y dar consejos sobre qué libros leer en esos años.
“Educar no es sólo dar carrera para vivir sino templar el alma para la vida», un aforismo de ese gran maestro cubano que fue Luz y Caballero que resume los objetivos de la pedagogía cubana actual que se propone formar alumnos integrales, que al llegar a adultos piensen en la sociedad y actúen en correspondencia con los tiempos que viven. Otro que encierra saber y vigencia es:”Instruir puede cualquiera, educar sólo quien sea un evangelio vivo”.
La conmemoración del 22 de diciembre como Día del Educador se debe a que en 1961, al finalizar en todo el país la Campaña Nacional de Alfabetización a través de la cual casi un millón de cubanos dejó atrás para siempre la ignorancia, el Comandante en Jefe, Fidel Castro, en la Plaza de la Revolución José Martí, junto a decenas de miles de alfabetizadores, declara a Cuba «Territorio libre de analfabetismo» .El primer país de América Latina en lograrlo.
Aquel 22 de diciembre de 1961, las palabras de Fidel en la Plaza de la Revolución, José Martí, resumieron el esfuerzo: «Ningún momento más solemne y emocionante, ningún instante de legítimo orgullo y de gloria, como éste en que cuatro siglos y medio de ignorancia han sido derrumbados. Hemos ganado una gran batalla, y hay que llamarlo así -batalla-, porque la victoria contra el analfabetismo en nuestro país se ha logrado mediante una gran batalla”.
A las palabras de Fidel, retumbó en la Plaza de la Revolución la unánime respuesta de todos los brigadistas: «¡Fidel, Fidel, dinos que otra cosa tenemos que hacer!». Los alfabetizadores cumplieron. En la epopeya participaron 121 mil alfabetizadores populares; 100 mil brigadistas Conrado Benítez; 15 mil brigadistas Patria o Muerte; 35 mil maestros voluntarios, lo que hace un total de 271 mil educadores.
A 63 años de aquel acontecimiento, la educación cubana llega a la fecha del 22 de diciembre, con el logro de tener más de millón de graduados universitarias, miles de doctores y máster en diferentes especialidades, similar cifra de técnicos y obreros calificados , planteándose nuevos retos encaminados a elevar la calidad del aprendizaje.
El conocimiento les dio la oportunidad a las personas de ponerse en contacto con el mundo del saber o lo que es igual les abrió las puertas para conocer nuevos mundos que les permitirían andar por la vida de una forma plena.
Recordamos a maestros que sembraron para siempre en nuestros corazones por su bondad y manera eficiente de enseñar, el respeto que inspiraban, y el ejemplo a seguir.
Los maestros cubanos reciben por estos días de diciembre el reconocimiento de la familia cubana por ser imprescindibles, consejeros y educadores de nuestros hijos.