La Doctora santiaguera Dailena Muguercia Isaac tiene 30 años. Es del municipio Songo La Maya, en la provincia Santiago de Cuba.
Esta joven cubanísima, como su tierra natal, es médico de comunidad, quizás porque le corre por las venas ese sentimiento de tender manos y curar personas. Hace 32 meses llegó a Venezuela y más de veinte asume como Jefa del Centro de Diagnóstico Integral (CDI) “Jorge Rodríguez” en Cuevas de Guanire, Estado de Anzoátegui, una tarea bien difícil, pero que asume con tamaña responsabilidad.
“Mi experiencia ha sido maravillosa, en los tres años que llevamos acá trabajando como médicos, aprendemos mucho, nos enfrentamos a casos muy distintos a los que vemos en Cuba, me satisface el agradecimiento de la población, lo que nos dicen cada día nuestros pacientes venezolanos, que damos mucho amor, que somos personas honestas, honradas, humildes y eso nos hace sentir bien y grandes. Hoy siento que cumplo con mi deber, dando el paso al frente, y me satisface que la población tenga esa opinión de nosotros”, declara.
Venezuela ha sido su escuela, el lugar que la ayudó a forjarse junto a sus compañeros de trabajo, que son sus hermanos.
Me he preparado para ser mejor Doctora y mejor persona, se siente mucho orgullo de estar en una reunión de Brigada y hablar con mis compañeros, ver lo que hacen cada día, escuchar las experiencias de los expertos venezolanos con quienes trabajamos en conjunto, muy unidos, porque nuestro propósito mayor es cumplir con todos los indicadores y elevar la calidad de vida de los habitantes; y para ello hemos hecho trabajo comunitario, asambleas comunitarias sobre temas de prevención y autocuidado, en fin, debatimos todo lo que puede solventarse para mejorar la salud de la población.
Hoy la joven Doctora Dailena está orgullosa por los resultados del Centro que dirige, porque según refiere “en estos momentos los indicadores de salud se han elevado, obtuvimos a nivel de Estado el quinto lugar en este primer semestre del año y eso ha sido por el esfuerzo de todo los que estamos aquí”.
Tiene una nena, como prefiere llamar a su niña, y habla de ella, de su familia y de una madre que en la isla asume responsabilidades y la espera. Pero ¿Qué hace a una muchacha joven despedirse, dejar atrás un hogar, aceptar que, por un tiempo, no abrazará a su pequeña? ¿Cómo se enfrentan esas nostalgias?
Para Dailena, la clave está en el “sentido de pertenencia, de ser revolucionaria, independientemente que hay días que uno anda cabizbajo, porque dejé una nena de tres años y ya tiene seis, sin embargo, me ata mi compromiso profesional, saber que vas a brindar tus conocimientos para salvar vidas, porque para eso nos formamos, y son recuerdos maravillosos. Me voy para mi Patria con una experiencia preciosa, un día lloré cuando me dijeron vas para Cuevas de Guanire, y hoy no quiero salir de Cuevas de Guanire, porque es un lugar lleno de luz y de amor de tanta gente Buena”, confiesa.
¿Qué le dirías a tu hija cuando converses con ella en el futuro y le tengas que explicar las razones por el tiempo que estuvieron separadas?
Dailena suspira y se cubre el rostro antes de responder: “a mami que la cuida, le digo que le explique que estoy trabajando y curando personas y niños, quiero que le recalquen eso, y cuando esté más grande quisiera contarle esta linda historia de meses que se han convertido en años, en que su madre se creció y enfrentó cada obstáculo por causas mayores, y cuando sea más grande y me pregunte por qué me fui dejándola tan pequeña, le responderé que lo hice por el sentido de pertenencia y por ser digna del momento histórico que me tocó vivir, se me dio la oportunidad y la dicha de brindar mis servicios a la población venezolana, y lo cumplí con honor, y le pediré, además, que sienta orgullo por su mamá internacionalista”.
Ese es el orgullo de Dailena, ser madre e internacionalista en una tierra donde llevó su corazón y sus ansias de servir a los demás.
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