Así llamaron a la pareja de comediantes compuesta por Stan Laurel y Oliver Hardy, allá por los años del cine silente y un poco más acá. Ellos mismos decían que eran como ¨el arco y el violín¨.
Dada la absoluta sincronización que lograban, siendo capaces de mostrarnos, con sus perfectamente acoplados guiones de Laurel, como un suceso insignificante podía tomar proporciones apocalípticas arrancando carcajadas.
Los conocidos como ¨El Gordo y el Flaco¨ son realmente fascinantes. Solo recuerden aquella Guerra de pasteles, tan disparatada.
Igualmente recomendamos el antológico cortometraje en que ellos (como repartidores de árboles de Navidad) atacan la casa de un usuario inconforme, mientras su auto es desmembrado por quién ellos debían servir, ante la mirada curiosa de los vecinos del lugar.
Afortunadamente hoy contamos con el programa El silencio, del Canal Educativo, que sin narraciones absurdas que lastren la originalidad de los sucesos, nos dice como divertir de forma aparentemente ingenua.
El silencio, se transmite los sábados a las 11 de la mañana, presentando igualmente otros íconos del cine de ayer, como Buster Keaton o Harold Lloyd, que se lanzaban a la escena prescindiendo de dobles, con el único propósito de hacernos olvidar la tristeza, ¡ y vaya si lo logran todavía!.
Al fallecer Oliver, Stan siguió escribiendo para el dueto, como si su compañero estuviera vivo.
Fueron apartados y nuevamente acogidos por los veleidosos medios, pero nunca olvidados.
John C. Reilly y Steve Coogan los representaron con justeza hace un par de años dentro de laureado filme Laurel y Hardy.