En la zona Micro X del capitalino reparto de Alamar existe un lugar donde los árboles ofrecen una sombra envidiable en días que hace mucho calor. A todos los que pasan en búsqueda del ómnibus les llama la atención el grupo integrado por unas 25 personas que por lo general llega temprano a la cita.
Es el lugar ideal para que un número de hombres y mujeres de la tercera edad se reúnan varias veces a la semana y practique ejercicios físicos con el objetivo de mejorar la salud.
La actividad matutina, además de ejercitarles los músculos, les sirve para socializar e intercambiar criterios de diversa índole, a la vez para reír y mejorar el estado de ánimo.
Con frecuencia se celebran cumpleaños colectivos o días señalados como el de las madres o de los padres, entre otras actividades a la vez que se habla con jocosidad del diario quehacer.
Lo que si es cierto es que en cada jornada se respira energía positiva, y a través de las anécdotas, cuentos u otras ocurrencias una parte del tiempo ríen y se divierten.
Sus edades oscilan entre los 60 años y los 92, edad de uno de los miembros al que todos llaman “puro” con cariño, aunque su nombre es realmente Adelino Viera. «Durante una hora de ejercicios e intercambios la pasamos bien», dice el anciano sonriente y animoso.
Algunos afirman: Atrás se quedaron la soledad, el ceño fruncido y los lamentos diarios por las enfermedades y preocupaciones cotidianas, otros consideran que es lo mejor que les ha pasado.
Con el paso de las semanas la gente se conoce y surgen las amistades que con el tiempo se vuelven familia.
José Ernesto Martínez, graduado de Cultura Física y Deportes es el profesor del grupo, un joven de 32 años y agradable trato, enamorado de su profesión que en cada una de las sesiones de ejercicios incluye el baile y se desvela por devolverles la salud perdida con el paso de los años.
Afirmó que desde hace siete años trabaja con las personas de la tercera edad, quienes le han demostrado que con disciplina e interés recuperan agilidad y un gran número de habilidades que creían perdidas.
El grupo se enorgullece de contar con integrantes que años atrás resultaron útiles a la sociedad como Irma Vizcaino, traductora e intérprete de alemán; Silet Domínguez, profesora; Laura Martínez, jefa de cocina, y Adelino Viera, carpintero y constructor, entre otros.
Acorde con el bienestar que brindan las amistades recientemente fue publicada una nota informativa de Dunbar (Reino Unido, 1947), antropólogo, psicólogo y biólogo evolucionista quien afirma que: no tener amigos o no socializar acorta la vida.
El científico considera además: «Es así y hay dos razones. una es por las cosas que haces con ellos: ríes, cuentas historias, cantas, bailas. Todo eso activa el sistema de endorfinas en el cerebro. Las endorfinas son parte del sistema de manejo del dolor del cerebro y suprimen el dolor de bajo nivel y el estrés que sienten los músculos y te hace sentir más cómodo».
Son como opiáceos similares a la morfina —agrega—, nos aligeran la carga, nos elevan el humor y nos hacen más felices y confiados con el mundo que nos rodea.Estar con amigos nos salva. Genera endorfinas, que son el mejor medicamento antidepresivo que puedes tener. Y es gratis.
Señaló que existen componentes particulares que desencadenan las endorfinas que se dirigen a los virus en particular y también a algunos tipos de cáncer. Así que ahí puedes ver que hay un efecto directo en el bienestar físico.
Según el investigador existe un grupo de factores que propician hacer amistades entre las que destacan tener el mismo idioma o crecer en la misma zona, contar con los mismos intereses e igual visión del mundo, los mismos puntos de vista morales o políticos, así como, similar gusto musical y sentido del humor.
Acoger el entorno con optimismo, considerar que la vida es bella y que vale la pena vivirla es el sentimiento que abraza el grupo cuando al final de la clase dicen el lema que los distingue: Si a los 120 años queremos llegar, el cuerpo debemos entrenar.