De las huellas que deja Cuba en el corazón de Venezuela, una de las más hermosas y profundas, es sin dudas, la siembra de nuevos profesionales que son el futuro de la patria bolivariana y la garantía de la atención al pueblo y de servicios de calidad, desde todas las esferas. De manera particular, la formación de profesionales de la salud es símbolo de amor y continuidad.
El Doctor Yoan Miguel Mayo Licea, especialista en primer grado en Medicina General Integral y profesor instructor es muy joven. Prácticamente sus primeros pasos como docente los empezó a transitar en esta tierra hermana.
“Pisé el suelo venezolano por vez primera el 16 agosto del 2020 en tiempos de la Covid, con los peligros y retos que trajo la Pandemia en todo el planeta, llegamos a esta tierra el primer grupo de médicos que reabrió la Misión Barrio Adentro I, con médicos de comunidad, y desde entonces estoy en actividades docentes y asistenciales de los diferentes Centros de Diagnóstico Integral (CDI) donde he laborado”.
Yoan venció retos, desafíos, con Martí aprendió que ser maestro es hacerse creador.
Cuando Cuba celebra la Jornada del Educador, este 22 de diciembre, fecha destinada para honrar a los profesionales del amado sector, este joven médico sabe que en la pedagogía encontró su destino.
Muy emocionado atesora recuerdos “La docencia ha sido un reto, una experiencia única porque llegué recién graduado como especialista de Cuba, y asumí la Vicecoordinación docente del CDI El Pinar, impartí Morfofisiopatología Humana I a los estudiantes de segundo año, luego concluí con el sexto año en ese CDI, fue un logro, fuimos parte de la graduación de esos trece médicos del CDI donde se les impartió atención integral a la mujer y la embarazada, al niño y al adolescente y al niño y la comunidad, y fuimos parte de su examen final para lograr su titulo como médico general”.
Y sobre su estancia en esta tierra agrega “llegué con 28 años de edad, muchos de mis alumnos eran mayores que yo, fue una experiencia única, linda, a mi corta edad contribuí a la formación de nuevos médicos y ayudamos a los jóvenes colegas en su formación, formamos el relevo de Venezuela, pero también contribuimos a la superación profesional de nuestro claustro, muchos profesores eran mayores que yo, también otros muy jóvenes que comenzaban y yo era el guía, ha sido una experiencia única, irrepetible”.
En las aulas, en un Centro de Diagnóstico Integral, Yoan imparte teoría a sus estudiantes venezolanos, y a la vez, recorren las salas, las consultas, en contacto directo con los pacientes, donde mejor se afianzan los conocimientos.
Tomás Castillo, alumno de segundo año de Medicina Integral Comunitaria encomia la solidez de la preparación.
En declaraciones al equipo de prensa cubano acreditado en Venezuela nos dice: “Mi experiencia en mi formación como médico es grata, la forma en que educan es muy avanzada, tenemos un período en la mañana en que estamos en consultorios, así adquirimos conocimientos muy grandes y experiencias que viven los médicos, esta modalidad de la Misión Médica Cubana es de alta calidad, además, cumplimos con un horario en las tardes, para continuar la formación académica, tenemos la asignatura de Morfofisiopatología, y advertimos en nuestros profesores una formación cultural y física que forma parte de esa preparación cuerpo-mente que requiere la Medicina”.
Los mismos criterios los sostiene Jerobyes Fernández, también alumna de segundo año de Medicina Integral Comunitaria, quien afirma que “es muy gratificante la enseñanza, tenemos buenos profesores que nos han impartido las materias, más que todo, nos transmiten buenas enseñanzas en la vida diaria que nos cambia los malos hábitos, vamos a la comunidad, a consultorios, tenemos clases en las aulas, también charlas comunitarias educativas y todo esto nos ha hecho cambiar”
¿Por qué escogiste esta carrera?
Desde pequeña quiero ayudar en el área de salud, soy Licenciada como paramédico y siempre me ha llamado la atención el mundo de la Medicina, ayudar y tender las manos a los seres humanos”, nos respondeJerobyes.
Ahí, en ese agradecimiento eterno de sus alumnos, tan jóvenes como él, está el orgullo de Yoan, que en tierra bolivariana sigue sembrando esperanzas.
“Me he crecido como persona, ser humano, profesional, llevar asistencia médica y docencia a la par es muy complejo, pero gratificante, muchos de los alumnos ya son médicos y nos agradecen, venir a este hermano país joven sin experiencia, es motivo de orgullo, me agradecen por la dedicación, las enseñanzas, todo esto es un logro para nuestro Ejército de batas blancas, es un bonito resultado de nuestro país en la formación de nuevos médicos aquí en Venezuela”, confiesa.
Yoan es del criterio de que educar es la siembra de esperanzas para un mundo mejor, más bello, donde el amor al ser humano sea lo esencial.
Detalles en la propuesta radial.