Como dato personal hago esta pregunta: ¿Cómo es posible que una película realizada en 1959, que he visto innumerables veces, de la que conozco y repito sus parlamentos, todavía me haga reír?. Y no solo a mí, que soy rendida admiradora de Billy Wilder, su director y guionista, y de sus protagonistas Jack Lemmon, Tony Curtis y Marilyn Monroe. Es una especie de fenómeno que le ocurre a infinidad de personas cuando se deleitan con el filme Con faldas y a lo loco.
Son antológicas, (entre otras incontables) las escenas en el tren de Lemon fingiendo ser mujer con un verdadero mujerón como Marilyn encima, y también con la Monroe las secuencias en el yate junto a Curtis ¨que no sentía nada¨ después de ser apasionadamente besado.
¿Tiene defectos?. Por supuesto que sí: Curtis hace entregar a Monroe una cesta de flores a la que ha cambiado la tarjeta que ya tenía escrita, sin que supiéramos él y nosotros lo que ocurría en el escenario donde tocaba la banda. Pero como dice el texto del cierre: ¨Nadie es perfecto¨.
Harrison Ford, veterano del cine, protagonista de más de diez películas que han roto records de taquilla, que ha encarnado tres personajes iconos del celuloide, que ha sido nombrado Doctor Honoris Causa de universidades sin haber asistido, solo cuenta con una nominación al Oscar y ninguna estatuilla, aunque muchas otras instituciones sí lo han reconocido.
En 1985 Ford protagonizó Testigo en peligro, y el preciado galardón se lo arrancó de las manos William Hurt con El beso de la mujer araña.
Pero Han Solo, El Doctor Jones y Rick Deckard han quedado para siempre.