La Doctora Lianet Osorio Hechavarría tiene 34 años, mantiene la sonrisa, el optimismo y el amor a flor de piel. En la patria (Cuba) nunca tuvo cargos de dirección, pero en Venezuela está al frente del Centro de Diagnóstico Integral “Los dos caminos” en la región metropolitana del Estado Miranda.
Ella está convencida de que un joven cubano puede hacer lo que se proponga, y esta misión internacionalista se lo ha demostrado con creces, por eso se le enciende el rostro de satisfacción cuando habla de esa institución y de su colectivo.
“En el CDI Los dos caminos hacemos una labor muy linda, retribuida por el agradecimiento de los pacientes venezolanos, brindamos servicios de Enfermería, Cuerpo de Guardia, Hospitalización, Laboratorios especializados SUMA, Rehabilitación, Oftalmología, Endoscopia, Rayos X, entre otros;
Recibimos todo tipo de pacientes, sobre todo los que tienen menos recursos, que siempre se muestran muy felices con nuestra atención, a la vez, nosotros nos sentimos satisfechos de trabajar para este país, y de ver el amor de esas personas que cada día se marchan del CDI con más esperanzas”, señala.
Esta es la primera misión de Lianet, a tierra bolivariana llegó hace tres años, y todavía recuerda los temores del comienzo, cuando le encargaron tareas de dirección.
“Cuando llegué a la Misión comencé como Jefa del CDI en funciones, tuve miedo, me enfrenté a una tarea que nunca había asumido, vine de Cuba sin haber tenido cargos allá, hoy puedo asegurarle que me siento agradecida con los profes, los Jefes de Misiones en los Estados, porque nunca estuve sola en este proceso de preparación, ellos siempre me llevaron de la mano, mis profesores, mi Jefa de Cuadros, pasé un curso donde me forjé y me dieron las herramientas para seguir adelante”.
Para ella, los jóvenes cubanos son excepcionales, hijos de su tiempo, por eso, cuando le pedimos describir los rasgos de las nuevas generaciones en la Isla, no vacila en responder que “los jóvenes cubanos tenemos muchas cualidades, que son el compromiso con cada uno de los hermanos venezolanos atendidos aquí…
También el amor, la sensibilidad, siempre apostamos por el liderazgo, el protagonismo en cada tarea encomendada, pero sobre todo, somos solidarios, insistimos en la ética de que no se trate al que viene al CDI sólo como paciente, sino como ser humano, como familia.
Estamos convencidos de que sí podemos, no importa el lugar donde nos encontremos, estamos en esta nación para cumplir una tarea con la frente en alto, en nosotros está depositada esa confianza, está demostrado que lo hemos logrado y seguiremos poniendo en alto el nombre de la Misión Médica Cubana en este hermano país”.
Venezuela ha sido una experiencia inolvidable, un aprendizaje continuo.
De las lecciones que jamás olvida la Doctora Lianet manifestó “de este país me voy contenta, Venezuela es una escuela, aquí aprendí a dirigir, a compartir con los colegas, a estar al frente de una Brigada compleja, porque somos de varios lugares, tenemos edades y caracteres diferentes, no obstante, aquí uno aprende a trabajar en equipo, unidos, y es lo más lindo que tiene Venezuela”.
Más adelante, señaló: “Cuando llegué a la misión venía con muchas ideas pero muy cohibida, sin embargo, al pasar el tiempo ya uno aprende a expresarse, a compartir, a ser mejor persona, a cumplir con todas las tareas y demostrar que se puede. A ser líder, desde el punto de vista teórico, uno lo aprende allá en Cuba y lo pone en práctica aquí en Venezuela”, significó.
Por todo ello reafirma que en los jóvenes cubanos siempre se podrá confiar.
“Que nos conozcan, que tengan más confianza en nosotros, todo paciente que llega a Venezuela, se va muy agradecido de la labor que hacemos aquí, del trato que damos como médicos, como personas, como jóvenes cubanos y eso no tiene precio, un joven cubano puede hacer todo lo que se proponga”, concluye con la certeza de que ella y su colectivo siguen transitando al porvenir, en representación de su Patria y con los emblemas de la solidaridad.