Comandancia de la Plata, Granma- En la Comandancia General de La Plata, en el corazón de la Sierra Maestra, a más de 900 metros sobre el nivel del mar, este lunes 6 de enero hubo un encuentro comprometido con la historia de Cuba y su Revolución.
El Primer Secretario del Comité Central del Partido y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, intercambió con jóvenes destacados del país que por estos días protagonizan la ruta histórica denominada “Con Fidel en las Alturas”, recordando el primer ascenso al Pico Turquino, luego del triunfo revolucionario, del Comandante en Jefe junto a integrantes de las Brigadas Estudiantiles “José Antonio Echeverría”, en enero de 1960.
En el inspirador paraje montañoso de Bartolomé Masó, el primer encuentro de Díaz-Canel y los jóvenes de diferentes sectores de la economía y la sociedad fue en el Alto del Naranjo, hasta donde se llega por una carretera que cuenta, en algunos de sus tramos, con elevaciones de hasta 45 grados de inclinación.
Allí comenzó la escalada de unos tres kilómetros hasta el sitio donde el Jefe de la Revolución cubana, en 1958, estableció la Comandancia General, conformada por instalaciones de gran importancia para la guerrilla, entre ellas la emisora Radio Rebelde, fundada por el Che.
Comienza el ascenso con el Presidente al frente, por los senderos empinados, rodeados de una impresionante naturaleza y de las legendarias montañas, donde los guerrilleros libraron grandes hazañas.
Lo acompaña el miembro del Buró Político y Secretario de Organización del Comité Central, Roberto Morales Ojeda, junto a dirigentes del Partido y el Gobierno en el territorio granmense.
Los jóvenes escalan realmente impresionados. Disfrutan el privilegio de andar por tan extraordinarios parajes y de poder imaginar, en escenarios genuinos, momentos trascendentales de nuestra historia más reciente.
En la casa de la familia Medina, donde se forjó el Quinteto Rebelde, es la primera parada, para apenas tomar agua de coco o comer algunas frutas, y seguir la marcha.
Sin cansancio prosiguió el ascenso hasta la Comandancia de la Plata. 65 jóvenes llegaron al histórico sitio de la Sierra Maestra donde Fidel Castro dirigió la ofensiva estratégica final de la guerra. Allí también está la huella permanente de Celia Sánchez, un baluarte en la singular concepción de construir todas las instalaciones sin talar un solo árbol, levantadas en medio de una espesa vegetación, a donde nunca pudo llegar el enemigo.
En ese sitio declarado Monumento Nacional, y luego de recibir una explicación en el Museo de la Comandancia, acerca de las principales acciones guerrilleras lideradas por Fidel, el presidente Díaz-Canel conversó con los jóvenes.
Meyvis Estévez Echevarría, Primera Secretaria del Comité Nacional de la Unión de Jóvenes Comunistas, condujo el intercambio, alejado de formalismos, entre los muchachos y el Jefe de Estado, un cubano que todavía recuerda con emoción su etapa como dirigente juvenil.
«Aquí estamos respirando esencias, raíces e historia», aseveró el mandatario.
Díaz-Canel habló a los jóvenes del orgullo de sentirse cubano, de la convicción revolucionaria de defender nuestro proyecto social y de la defensa de los valores. Reflexionó, además, acerca de la heroicidad del pueblo frente al bloqueo que impone el gobierno de Estados Unidos.
En ese sentido, consideró que «mantienen el bloqueo, porque el ejemplo de la Revolución cubana los aplasta». «Un pueblo heroico no se doblega, pero para ser heroico hay que saber que ese heroísmo lo alimenta esa historia», aseguró Díaz-Canel.
Al recordar que Fidel, en aquel ascenso con los jóvenes al Turquino, les dijo que de esa manera se renovaban las energías para enfrentar el segundo año de la Revolución, el mandatario cubano afirmó que «hoy también estamos renovando energías y ellas superan el cansancio, superan el esfuerzo».
«Mañana, dondequiera que estemos, vamos a estar distintos. Y yo no creo que venir aquí nos hace más revolucionarios; estar aquí nos hace mejores revolucionarios», enfatizó el presidente cubano.
Y los jóvenes también contaron sus vivencias, el profesor de la Universidad de Oriente que ha escalado doce veces el Pico Turquino; el dirigente juvenil en la empresa de telecomunicaciones Etecsa; o el campesino de Guanabacoa, en la capital del país, quien, aplicando ciencia e innovación en su finca, ratificó el compromiso con la producción de alimentos tan necesaria para Cuba.
Cerrando el entrañable diálogo, tres preguntas, directas y profundas fueron hechas al Presidente por Yuniel Labacena, periodista de Juventud Rebelde: ¿cuál sería el mensaje para enamorar a los jóvenes con nuestra historia?; ¿de qué se debería despojar la Unión de Jóvenes Comunistas para seguir conduciendo los retos y aspiraciones de la juventud?; y ¿a qué no debiera renunciar nunca la UJC?
La Revolución hay que sentirla, y cuando uno siente a la Revolución, está convencido de que siempre va a vivir por ella. Por lo tanto, lo que hay que hacer todos los días es algo que beneficie a la Revolución. A la Revolución no se le pide, a la Revolución se le da.
De igual manera, el Jefe de Estado señaló que «la juventud no debe tener nunca burocracia; y lo que no puede perder nunca es entusiasmo, compromiso, capacidad de escuchar, creatividad y optimismo, porque la razón la tiene la Revolución, la razón la tiene el pueblo cubano».
En la Comandancia de la Plata diez jóvenes de diferentes sectores del país, recibieron de manos de Díaz-Canel y de Morales, el carnet que los acredita como militantes de la Unión de Jóvenes Comunistas.
Y luego de las fotos con el Presidente de Cuba, momentos que se fueron repitiendo durante toda la jornada, el grupo siguió el paso hacia el bohío que habitara el Comandante en Jefe en la serranía.
En la fachada se lee Casa de Fidel. Es rústica, pero hecha con gusto, sobre pilotes. Sus paredes son de cedro, el techo de guano, e ingeniosamente sus puertas y ventanas fueron colocadas de una manera que resulta difícil, al visitante, percatarse de cómo están dispuestas. A unos metros de allí, está el río en medio de la vegetación singular de un escenario agreste, profundamente hermoso.
Nuevamente la evocación al coraje de los barbudos, a la valentía del pelotón de las mujeres, a la entereza de la guerrilla que enfrentó a un ejército poderoso….
Comienza el viaje de retorno. Como vaticinó el presidente Díaz-Canel, todos descendemos un poco diferentes. Vamos dejando atrás un monte cargado de belleza, espíritu e historia. Nos esperan, en el mismo camino, nuevos desafíos, para seguir siendo parte de las hazañas cotidianas del pueblo cubano.
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