Colaboración: Mirtha Guerra Moré
La Habana-. “Lo que discutimos aquí es guía y lo que aprobamos es ley”, así apuntó el Primer Secretario del Partido Comunista de Cuba y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez en el discurso de clausura del Tercer Periodo Ordinario de Sesiones de la Asamblea Nacional del Poder Popular, en su X Legislatura.
A Cuba no la dirige una persona, ni siquiera un pequeño grupo de personas. Esta es la rara dictadura que jamás podrán entender los enemigos de la Revolución. La dictadura de los trabajadores, la dictadura del pueblo que representamos los aquí reunidos por elección popular. Por eso, lo que discutimos aquí es guía y lo que aprobamos es ley.
Argumentó que nunca aceptaremos como válida la mascarada democracia que se exhibe en las vitrinas del imperio, donde los candidatos son evaluados por la cantidad de dinero que logran recaudar y en lugar de proponer cambios reales a los grandes problemas de su país, cada cual trata de vencer a su adversario con descalificaciones e insultos.
Ante la presencia de más del 90 % de los diputados cubanos, Díaz-Canel catalogó de provechosos los debates del trabajo en comisiones y de las tres jornadas del presente período ordinario de sesiones del parlamento cubano, donde fueron analizados temas vitales en el orden económico, jurídico y social del país.
A su vez, significó de trascendental el hecho de contar con 6 nuevas leyes atemperadas a nuestro contexto social y que robustecen el entramado jurídico de la Isla, “nos referimos a las leyes de ciudadanía, del procedimiento administrativo y la de transparencia y el acceso a la información pública. Los ricos debates y aportaciones de los diputados en los análisis de cada proyecto de ley las han robustecido y obligado a realizar importantes cambios de contenido”.
Mencionó entre los más debatidos los proyectos vinculados al estatus de las personas en territorio nacional, sean ciudadanos cubanos o extranjeros. La ley de ciudadanía, primera que regula esa materia con reconocimiento a la multiciudadanía y la ciudadanía efectiva. La ley de migración, tal vez la más discutida, y la ley de extranjería que actualiza las normas que estaban vigentes desde 1976.
Estas leyes refiere el presidente, muestran la voluntad de ensanchar y ampliar las relaciones con todos los cubanos, con todos los comprometidos con su patria, así como ratifica que Cuba es un sitio seguro y de respeto para todos los extranjeros que residan en el territorio nacional.
Por otra parte, el mandatario cubano se refirió a los momentos difíciles que afronta el país en medio de una guerra económica, reflejada en todos los ámbitos de la nación.
Dijo que es nuestra responsabilidad como Estado socialista desafiar poderosas fuerzas dominantes dentro y que califican el momento actual como el más difícil de la historia de la Revolución. No faltan incluso, los que llegan a sugerir que el período revolucionario terminó.
El momento es muy difícil, sin dudas. Lo dice el pueblo y los ratificamos quienes trabajamos por aliviar el impacto de esas dificultades en la cotidianidad de todos. Pero la Revolución vive y sus enemigos lo saben. Por eso la acosan y la atacan. La Revolución está siendo duramente desafiada a revolucionarse y lo está haciendo. Lo estamos haciendo juntos, en equipo, porque no es posible otra fórmula.
Sobre la marcha del plan de acción del gobierno de la implementación de las medidas para corregir distorsiones y reimpulsar la economía en el año 2024, el Jefe de Estado, subrayó que deberá prevalecer, ante todo, el orden para que triunfen y se fortalezcan todas las formas de gestión de la economía.
“No hay ni habrá una cacería de brujas contra las mipymes privadas, como algunos afirman, manipulan o sugieren”. Ratificó que el enfrentamiento será contra el descontrol, las ilegalidades, las evasiones tributarias, la especulación y el fraude vengan de donde vengan sean no estatales o estatales las empresas, “esta es una batalla contra la ilegalidad y no contra las formas de propiedad y gestión”, sentenció.
La unidad entre los cubanos continúa siendo clave para solucionar los problemas y avanzar en la construcción de un mejor país. Habló de que la unidad es el arma principal para resistir y vencer. Es esa que se construye desde la participación optimista y el compromiso de actuar en función de un propósito y de un ideal.
Salvar la patria, mantener y desarrollar la revolución y el socialismo, única garantía de preservación y profundización de la justicia social que conquistó este pueblo en más de 150 años de lucha y a la que no renunciará jamás, resaltó Díaz-Canel.
Es legítimo el debate y es sana y útil la confrontación de ideas que siempre estaremos provocando. Nadie dude que de ellos nacerán las mejores decisiones, los mejores aportes dictados por el afán de superar errores, vencer dificultades y avanzar.
En su discurso, el presidente cubano reafirmó la postura de Cuba de promover la solidaridad y la cooperación entre los pueblos del mundo.
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