Dialogar con el pueblo, fórmula de éxito en pos de la unidad nacional

Una de las estrategias de Gobierno, que contribuye a aportar riqueza a lo que hacemos, está vinculada al intercambio con los diferentes sectores que integran la sociedad civil cubana.

Ha sido un concepto defendido siempre por nuestro Gobierno, que tiene asidero práctico en disímiles ejemplos, y es quizás una de las respuestas del por qué, a pesar de más de seis décadas de duro bregar y un bloqueo yanqui cada vez más recrudecido, nuestros enemigos no han podido derrotar a la Revolución.

La Revolución es, a nuestro juicio y por naturaleza, un proceso de masas, porque sin el protagonismo de ellas, el pueblo, no podría perpetuarse de una a otra generación, con esa capacidad de regenerarse a sí misma con el respaldo de las mayorías.

Por eso, el diálogo también fue un arma de trabajo que desde el mismo triunfo de la Revolución, nos enseñó Fidel, siempre incansable, explicando y escudriñando en cada acontecimiento para devolverlo al pueblo desde su génesis, lo que contribuyó también a fomentar desde el conocimiento, una mayor cultura política para enfrentar la guerra mediática que siempre se nos ha hecho, y que está hoy  magnificada desde el uso de las redes sociales digitales y las llamadas noticias falsas para intentar desprestigiar la obra de tantos años.

Nadie es perfecto, y en esa búsqueda constante de llegar a consensos, identificar dónde no podemos fallar y lo que puede salir mejor, la generación actual de dirigentes ha heredado ese principio de gobernar en la calle, porque como alertara el líder de la Revolución, el General de Ejército Raúl Castro,  mantener siempre el oído bien pegado a la tierra resulta un arma estratégica en el combate ideológico.

El enemigo trata permanentemente de confundir y a sembrar la matriz de separar al gobierno del pueblo, para lo cual emplean su diabólica maquinaria en la plataforma digital y mantienen, en la práctica, políticas de aislamiento a Cuba para incrementar las condiciones que propician carencias de recursos materiales  y tener así su construido pretexto de culpar al gobierno de todos los males.

Les duele, la capacidad de diálogo del Gobierno con sus científicos, técnicos, obreros, campesinos, estudiantes, jóvenes de diferentes edades, amas de casa, profesionales, intelectuales… Porque es un proceso que suma, multiplica, incorpora, busca la construcción y defensa de la Patria juntos,  precisamente con los protagonistas de la resiliencia, que no siempre se escribe, pero se palpa cotidianamente, y que se alimenta con la posibilidad de poder hablar, dialogar con nuestros dirigentes en un teatro, la calle o el escenario propicio donde lo que prime siempre sea la honestidad y el querer servir, sin atisbos de anexionismos ni pseudoculturas encubiertas.

Somos gente que suma para soñar juntos y nunca olvidar la historia pasada cuyas lecciones, siempre nos hacen recordar al Che cuando dijo y cito «no se puede confiar en el imperialismo ni un tantico así, nada ..».

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