Detrás del comienzo de cada período lectivo existe un esfuerzo de muchas semanas

Fotos de archivo

Aunque faltan varios días para iniciar el curso escolar en la enseñanza general, se sabe por experiencia que detrás del comienzo de cada período lectivo existe un esfuerzo de muchas semanas antes para poner a punto el aseguramiento material y organizativo, el recurso humano que es fundamental, hablando de los docentes, para que todo funcione como un reloj.

Después de dos años y un poco más, en Septiembre iniciaremos un nuevo curso, en esta ocasión totalmente presencial con cuarenta y seis semanas de duración, el primero de estas características tras el impacto de la pandemia.

En medio de la restricción material del país y el escenario mundial que nos rodea, está como punto de partida el que no podemos ni debemos ceder la calidad en el proceso docente educativo porque de la educación depende el futuro del país,  acaba de afirmar nuestro Presidente.

Más allá de lo intenso que resulta la preparación de cada curso escolar, que debe funcionar como un mecanismo de relojería y traje a la medida en dependencia de las características de cada territorio, un hilo común deberá mediar en cualquier propósito: conectar la realidad de un aula, las maneras en que se imparten los contenidos, el modelaje de los procesos de estimulación del conocimiento y de valores en los estudiantes, con la necesidad de potenciar y estimular un pensamiento crítico en nuestros adolescentes y jóvenes capaz de proveerlos de herramientas para desmontar la avalancha de propaganda proveniente del poder hegemónico comenzando por los planes de colonización cultural que desvirtúan lo autóctono y el patrimonio nacional.

La enseñanza vista no solo como apertrecharse de conocimientos de las asignaturas generales, sino de adquirir la capacidad desde ese conocimiento poder aplicarlo al mundo en que vivimos, interpretarlo, y desmontar ese ¨veneno¨ que en ocasiones viene como agua transparente y otras enmascarado en líquido turbio como canto de sirena.

De la capacidad de la tríada escuela, familia y comunidad dependerá en gran medida modelar esa capacidad formativa hacia nuestros estudiantes. El hecho de alcanzar una mayor presencialidad en las aulas permitirá trabajar de forma más personalizada, poder corregir errores a tiempo, tener brújulas o referentes para orientar, fomentar el debate y el pensamiento en colectivo, entre otras acciones.

Por lo pronto, se iniciarán recorridos por diferentes territorios para evaluar cómo se avanza en los preparativos y aseguramientos del curso escolar en la enseñanza general, que permita identificar e implementar iniciativas e iniciar un período lectivo con la robustez necesaria y sostenibilidad en el tiempo, garantías de los resultados que de él se espera.

Como siempre será una fiesta, porque nos involucra a casi todos.

Autor