Daniel Danny Rivera, nacido en San Juan de Puerto Rico el 27 de febrero de 1945, aunque hoy nacionalizado dominicano, pero que en su tierra natal es justamente llamado La Voz Nacional de Puerto Rico.
Su amor por la música comenzó a los 8 años y a los 10 era todo un prodigio tocando la batería, instrumento que aún sigue tocando por el gusto de hacerlo pero también por la promesa que le dedicó a su abuelo.
A medida que su obra fue adquiriendo mayor conciencia social continuó grabando y haciendo giras internacionales, pero comenzó a sentirse cada vez menos en sincronía con la industria musical latina. A fines de los ochenta, firma contrato con Sony Music y graba el exitoso álbum Amar o morir, como también Subiendo y bajando, con Gilberto Santa Rosa. Pero los proyectos sociales comenzaban a llenarle cada vez más su tiempo.
Tan sólo enumerar todas las iniciativas educativas y sociales a las que Danny ha prestado su apoyo y su energía no alcanzaría el espacio. En el verano de 2001 se convirtió en noticia internacional cuando pasó treinta días en una prisión federal acusado de desobediencia civil por participar de una manifestación demandando el retiro de la Marina Estadounidense de la isla portorriqueña de Vieques. Ese mismo año, el diario que llevó en la cárcel y los poemas que escribió fueron publicados en el libro Enamorado de la paz.
Su compromiso con un estilo de canción capaz de expresar no sólo el amor personal, sino también el amor social, lo condujeron naturalmente a Cuba, país que ha visitado a menudo y su primer éxito entre nosotros fue un profundo tema social.
Aquí en el 2004, inauguró la Cátedra Internacional de Artes Plásticas y Música de La Habana. En colaboración con la UNEAC realizó un documental bajo el título Ecos boricuas en el Oriente de Cuba y en el 2008, fue hecho ciudadano de la República Dominicana en reconocimiento por su papel con los que habitan la frontera que separa a la República Dominicana de Haití.
Cantó Madrigal, Tu pueblo es mi pueblo y Amar o morir frente a más de un millón de personas en el concierto Paz Sin Fronteras, organizado por Juanes en 2009. El concierto fue visto en todo el hemisferio y Europa por cientos de millones de televidentes y espectadores conectados a Internet, en lo que fue la mayor transmisión de música latinoamericana de la historia.
Personalmente oí hablar de él por mi amigo boricua Oswaldo Gil y poco después lo conocí, mientras caminaba solo por una calle de La Habana. En Puerto Rico volvimos a vernos y más adelante tuve el inmenso placer de asistir al concierto que dio en el Teatro Nacional 30 años después de su primera visita, en el cual lloró de emoción por el nivel de la acogida recibida.
En esa oportunidad claro que cantó el ya clásico de Don Felipe Goyco, Madrigal.