Desafiar nuestros propios demonios internos en estos tiempos es como abalanzarse siempre hacia una batalla, pero pensando que vas a ganarla.
Para ganarla es preciso tener claro el camino que necesitamos recorrer, y aunque no siempre sepamos cómo, el problema es estar conscientes de que aún obstáculos por medio, siempre aparecerán alternativas, vías y formas de burlarlos hasta llegar a la meta final.
Es la esperanza, convertida en certeza, con la que debemos y tenemos que andar hoy los cubanos, porque las circunstancias adversas están como pruebas, presentes, un día tras el otro.
Por eso se habla con ahínco de sensibilidad revolucionaria, que en ocasiones se malinterpreta o manipula cuando el término se repite sin darle su verdadero sentido práctico.
Sensibilidad interpretada como el situarse en el lugar del otro, sus problemas, cómo asumir sus posibles soluciones o involucrarlo para que participe para transformar realidades. Revolucionaria porque resulta una cualidad inherente al cambio permanente, no conformarse con lo hecho, estar pensando en echar para alante, aunando, mirando hacia cada ladopara preguntarnos qué más podemos hacer, motivando, estimulando.
Se ha dicho que a Cuba no le cabe otro calificativo que no sea el de la resistencia y el de estar innovando siempre, resistencia creativa como la definió nuestro Presidente, en el límite de superarnos a nosotros mismos cuando creemos que hemos alcanzado toda nuestra máxima potencialidad, asumir por principio en el peor de las circunstancias de que nunca nada estará perdido, por el contrario.
Asumo de que pensar, pensar y pensar … generalmente deja como saldo una posible nueva salida o idea, porque de eso se trata en el caso de la Revolución cubana, un proceso siempre inacabado, construido y de- construido a sí mismo, y que desanda asido del concepto de Revolución legado por Fidel que nos traza un camino para el presente y futuro, bajo la premisa de jamás negociar nuestros valores ni nuestros principios.
Nuestros demonios internos tendrán que llevarnos siempre a ser eternos inconformes, en el camino de ganar- ganar, en cualquier circunstancia.