La Habana.- El 18,9 por ciento (%) de los nacimientos de 2023 corresponden a mujeres entre 12 y 19 años de edad, por lo que el embarazo en la adolescencia constituyó un tema de amplio debate durante la sesión de trabajo de las comisiones de Salud y Deporte, de Atención a la Juventud, la Niñez y la Igualdad de Derechos de la Mujer.
Desde el Palacio de Convenciones de La Habana, en las jornadas que preceden al I Periodo Ordinario de Sesiones de la X Legislatura de la Asamblea Nacional del Poder Popular, Esteban Lazo Hernández, presidente del Parlamento cubano, señaló que en este fenómeno deben tener un papel protagónico la escuela, la familia, la comunidad y los trabajadores sociales.
La fecundidad adolescente es un problema social que requiere de una mirada integral desde las diferentes instituciones y no solo del Ministerio de Salud Pública y el Programa de Atención Materno Infantil (PAMI), dijo Antonio Aja Díaz, director del Centro de Estudios Demográficos de la Universidad de La Habana.
Resaltó que el Código de las Familias eliminó el matrimonio en la adolescencia, pero no la unión de adolescentes con hombres de mayor edad, por lo que detrás de esta fecundidad hay problemas familiares, que se transmiten entre generaciones.
Mencionó que aunque el embarazo en edades tempranas está presente en todo el país las provincias de Las Tunas, Granma, Guantánamo, Camagüey, Santiago de Cuba y Ciego de Ávila son las que presentan mayor incidencia.
José Angel Portal Miranda, ministro de Salud Pública, se refirió a la importancia de la prevención, pues ese fenómeno tiene una incidencia en la mortalidad.
Precisó que el embarazo se incrementa en las edades más tempranas de la adolescencia, al cierre de junio de 2022 el porcentaje de gestantes de 12 a 14 años era el 3,8 y al finalizar junio de este año era de 5,4.
Resulta imprescindible para alcanzar salud dar una mirada a lo realizado y transformarlo con el apoyo de la ciencia para lograr lo más importante: preservar la vida de la madre y el hijo, dijo.
Arelys Santana Bello, presidenta de la Comisión de Atención a la Juventud, la Niñez y la Igualdad de Derechos de la Mujer, afirmó que existen barreras de acceso de los adolescentes a servicios de salud sexual y reproductiva.
La influencia de las inequidades de género impactan no solo en la decisión de continuar el embarazo, sino intervienen en la iniciación sexual e incluso limitan la negociación en cuanto a la anticoncepción, de tal modo, estas suelen llegar a la reproducción a partir de la influencia de la familia, la pareja y el grupo de pares.
Santana Bello manifestó que como parte de las comprobaciones realizadas se evidenció que en las zonas rurales han avanzado en cuanto a estrategias de empoderamiento de las mujeres, sin embargo existe la creencia de que esa puede ser una vía de migración, de mejorar su bienestar, salir de la pobreza o de la familia de origen, incluso algunas creen lograr independencia.
Además, existe déficit de disponibilidad de métodos anticonceptivos, baja percepción de riesgo sobre las prácticas sexuales sin protección y poca autonomía.
Reinol García Moreiro, viceministro de Salud Pública, al referirse a los indicadores del PAMI puntualizó que en el primer semestre se registraron 41 mil 761 nacidos vivos, tres mil 139 menos que en 2022.
Detalló que la tasa de mortalidad preescolar es de 2,9 por cada 10 mil habitantes; la escolar 2,0 por cada 10 mil habitantes; y de cero a cinco años de 9,2 por mil nacidos vivos.
(Fuente: ACN)