En el alma de los cubanos se estampó para siempre el argentino que hizo la Revolución: el Che de Fidel, de Raúl, Almeida, Camilo: pero los hilos sentimentales históricos entre Cuba y la nación austral se remontan al siglo XIX cuando el más honorable y universal de los cubanos, José Martí, ejerciera como cónsul general de la República Argentina en Nueva York.
Otro capítulo entrañable entre las Patrias de Martí y José de San Martín constituyen las 4 visitas que realizara el Comandante en Jefe Fidel Castro a la nación sudamericana, la primera de ellas en mayo de 1959, apenas cuatro meses después del triunfo revolucionario, momento en que fue recibido por el entonces mandatario Arturo Frondizi.
Los caminos de Fidel y la Argentina se volvieron a cruzar 36 años después. En octubre de 1995 el Comandante en Jefe asistió a la Quinta Cumbre Iberoamericana que tuvo como escenario a San Carlos de Bariloche. Ante los jefes de estado y de gobierno reunidos en la región rionegrina para debatir sobre: “La educación como factor esencial del desarrollo económico y social”, Fidel se refirió al panorama de ese sector en la Mayor de las Antillas, bien diferente a las de muchas naciones de la región. Su presencia allí fue tambien un llamado a la unidad en la diversidad.
El clamor del pueblo abrazó al Comandante de verde olivo en la ciudad patagónica, su pesencia atrapó las mayores atenciones. Fuera de las instalaciones en que se desarrolló el cónclave le aguardaban seguidores.
El nuevo amanecer que envolvía a la patria grande trajo a Fidel de vuelta por tercera ocasión a la nación austral. El 25 de mayo de 2003 participó por primera vez en la jura presidencial de un jefe de estado argentino. Néstor Kirchner recibió la banda rodeado de los mandatarios venezolano, brasileño y cubano: Hugo Chávez Frías, Luis Inácio Lula Da Silva y Fidel Castro.
En Buenos Aires el Comandante en Jefe cumplió un intenso programa que incluyó homenajes al Libertador José de San Martín, en la Plaza que lleva su nombre y al Apóstol de la independencia cubana José Martí, en el parque El Rosedal.
Pero las emociones mayores se guardaron para la noche de despedida. En la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires una multitud aclamaba desde horas tempranas la presencia del líder cubano. Lo que estaba previsto como un encuentro con los estudiantes en el aula magna fue superado por la masiva y espontánea afluencia de público que rebasó los predios universitarios y se extendió por las calles aledañas.
Desafiando el frío del otoño porteño, habló por más de tres horas sobre los más diversos temas como el recuerdo del amigo entrañable, Ernesto Che Guevara; la educación, la deuda externa, el libre comercio, los derechos humanos, el medio ambiente, la política exterior de EE.UU. y su criminal bloqueo contra Cuba.
Aquella gélida noche una voz de 77 años se escuchaba en Buenos Aires, relata la prensa local que solicitar taxi era un caos, los que se enteraron por televisión querían ver y escuhar de cerca al hombre que disponía de un jército para sanar.
Pero no sería la del 2003 la última estancia de Fidel en la tierra de la bandera albiceleste, tres años después regresó en calidad de invitado a la cumbre del Mercado Común del Sur (MERCOSUR), que sesionó en la ciudad de Córdoba y que recibió por vez primera a Venezuela como miembro pleno del bloque.
Junto a Chávez y Hebe de Bonafini, titular de Madres de Plaza de Mayo, el Comandante en Jefe participó en la Cumbre de los Pueblos, que se realizó de forma paralela a la cita presidencial. Ante miles de cordobeses y de otras provincias del país, Fidel habló sobre la imperiosa necesidad de la integración latinoamericana y caribeña, los programas sociales en Cuba, la educación pública y la Campaña de Alfabetización de los primeros años de la Revolución, entre otros temas.
La última parada de esta histórica visita de 2006 fue la Casa del Che, en Alta Gracia. Junto al amigo Hugo Chávez, llegó Fidel al encuentro con la niñez de otro amigo.
Así se despidió el Comandante en Jefe Fidel Castro de Argentina, corría el mes de julio de 2006, al regresar a Cuba sufrió complicaciones de salud que le impidieron continuar en sus funciones al frente del Partido y el Estado, no volvería a viajar al extranjero.
En la nación rioplatense encontró el líder histórico de la Revolución Cubana el cariño desmedido de la gente que soñaba como él en ese mundo mejor posible. Argentina fue tribuna para Fidel, en 4 visitas al país austral consolidó lazos indisolubles que ya tenían nudos sentimentales, uno de ellos el del argentino que se estampó en el alma de los cubanos y el otro, en ese cubanísimo cónsul que representaba Argentina en Nueva York, Martí y el Che.
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