Los cubanos conmemoran el aniversario 151 de la caída en combate del Padre de la Patria, el Mayor General del Ejército Libertador, Carlos Manuel de Céspedes quien generó el levantamiento del 10 de octubre de 1868, instauró la República de Cuba en armas, e inició ese año las luchas independentistas.
Abogado de profesión y terrateniente liberó a sus esclavos en la finca La Demajagua, en la hoy provincia de Granma, y los convidó a la independencia o la muerte para iniciar así la guerra de liberación contra España.
Historiadores afirman que en el origen del primer movimiento independentista cubano, Carlos Manuel de Céspedes cimentó la aspiración de su pueblo a la emancipación en un principio inalienable a la dignidad humana: la libertad para todos los hijos de la isla cual fuere su condición. Fue el primero que liberó a sus esclavos y marchó al combate con el grito de ¡Viva Cuba Libre!
Luchó valientemente contra un enemigo superior en armas e intentó mantener la unidad en el seno de las fuerzas revolucionarias legados del también conocido como Padre de la Patria; asumió en abril de 1869 la presidencia de la República en Armas.
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Señala un sitio web consultado: ”trazó estrategias para llevar la guerra a todo el país a partir de una cruzada del oriente al occidente, con el objetivo de destruir las riquezas de España para socavar sus fuentes de sustento y conquistar finalmente la soberanía nacional”.
Aunque la contienda fracasó, esta tuvo un profundo carácter anticolonial, dado que defendía un proyecto político opuesto a las ideas reformistas y anexionistas para lograr, simultáneamente con la independencia, la abolición total de la esclavitud.
Tensiones y discrepancias con la Cámara de Representantes llevaron a que esta depusiera a Céspedes el 27 de octubre de 1873.
El retiro hacia San Lorenzo es otro ejemplo de estas cualidades morales y revolucionarias de Carlos Manuel de Céspedes, quien supo poner por encima de los sentimientos personales, el amor a la patria.
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Según historiadores de la isla, la deposición fue la antesala de su muerte porque lo privaron de ayudantes y escolta que por su alto cargo le correspondía, y al mismo tiempo, lo obligaron a marchar confinado a la saga del gobierno.
Cayó en combate el 27 de febrero de 1874 a los 55 años de edad en una emboscada perpetrada por el Batallón de Cazadores de San Quintín, de los cuales se defendió solo y con un revólver.
El pueblo cubano lo nombró el Padre de la Patria por su protagonismo en las luchas por la independencia y porque cuando recibió la noticia de la condena a muerte de su hijo menor y fue chantajeado para deponer las armas si quería salvarlo, expresó:
Oscar no es mi único hijo: “yo soy el padre de todos los cubanos que han muerto por la Revolución.
Desde las edades más tempranas los niños recuerdan el ejemplo, la obra y el legado de Carlos Manuel de Céspedes que inspira en su quehacer diario a todo el pueblo cubano.
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