Cuando se está ante un majestuoso árbol llamado copal y se percibe su altura y nutrido follaje uno se percata de lo generosa que fue la naturaleza al crear esa planta y darle un grupo de beneficios utilizados en la salud humana. Desde niños se escuchaba decir a los mayores que el copal era efectivo para los resfriados, sin embargo, sus bondades son más abarcadoras.
El copal es la resina aromática proveniente de diferentes árboles endémicos de México y de algunas otras partes de América. El género de árboles más utilizado para dicha extracción es el Bursera, planta fanerógama con cerca de 100 variedades.
Las más utilizadas son las siguientes: el llamado copal de piedra o goma y se recolecta de la corteza del árbol. En cambio, el copal blanco o santo se extrae de forma muy similar a como se hace con el hule y el chicle: mediante cortes diagonales a lo largo del tronco o rama del árbol, de tal manera que caiga, y se recolecta generalmente en una penca de maguey colocada bajo la última incisión.
En la localidad de Alamar, La Habana, justo en las inmediaciones de la escuela primaria «José Mart» existe uno que impone por su gran tamaño. Hasta allí frecuentan personas en busca de sus resinas y hojas apreciadas por la población para diferentes padecimientos.
Se conoce de la buena acogida que tenía en la época prehispánica entre los aztecas o mexicas. En la actualidad, la técnica para extraer la resina varía según el producto que se desee obtener. Los antiguos mayas utilizaban el copal en sus ceremonias religiosas, el cual obtenían del árbol Protium copal, también conocido como Elaphrium copal.
El copal no es un aroma cualquiera. Se ha utilizado por siglos en diferentes culturas al considerar que purifica el ambiente; se usa como agradecimiento u ofrenda en diferentes rituales y eventos religiosos.
Es útil para tratar padecimientos respiratorios como la tos, el asma y dolor y enfriamiento de pecho. También se utiliza para bajar la temperatura, torceduras, fríos y reumas. La resina quemada en sahumerios, se emplea en el ritual para las “limpias” y para curar otras enfermedades culturales como “el mal de ojo”.
Se emplea por siglos en diferentes culturas: la resina se quema en sahumerios, el cocimiento de resina de la corteza se emplea para lavados vaginales y madurar granos enterrados “tlacotes”, también se usa para combatir la tos, en dolores musculares y reumáticos.
Aún en épocas modernas su uso terapéutico está registrado entre comunidades indígenas contemporáneas, quienes usan diferentes copales para padecimientos tales como el dolor de estómago, de muelas, estrangulación del útero y quemaduras, entre otros.
El copal más común y conocido es el proveniente de los árboles de la familia Burseraceae: Bursera aloexylon, B. graveolens, B. jorullensis y Protium copal.
Constituye un elemento muy importante en la tradición médica y religiosa de Mesoamérica desde la época prehispánica, ya que el humo que desprende al quemarse era usado por las civilizaciones de esta zona como ofrenda a las deidades y como terapia para diferentes males físicos y espirituales. Aún en la actualidad dichos usos son comunes dentro de la medicina tradicional indígena.
Se han encontrado también, hallazgos arqueológicos consistentes en figuras antropomorfas realizadas en copal, así como diversos artefactos, esferas, cilindros y conos hechos de ese material.