Al finalizar la Guerra Hispano-Cubano-Norteamericana, muchos de los obreros cubanos que se encontraban en el extranjero, principalmente en los Estados Unidos, regresaron a la patria con el desconsuelo de saberla bajo la ocupación militar norteamericana.
Llegan algunos antiguos miembros del Partido Revolucionario Cubano como los obreros Ramón Rivero y Enrique Messonier, y el intelectual Diego Vicente Tejera, todos interesados por los problemas del proletariado.
Recoge la historia que apenas a un mes de su llegada, Diego Vicente Tejera, concibe la posibilidad de organizar un partido que uniera al proletariado, y el 19 de febrero de 1899, en el local que ocupara luego el teatro Martí, se constituye el Partido Socialista Cubano. Tejera se opone a las injusticias y desigualdades del capitalismo pero piensa que es posible barrer con aquella sociedad sin enfrentarse de manera violenta con la burguesía, no es partidario de la lucha de clases.
De 1906 a 1909 se dio la intervención norteamericana, que tuvo como resultado la fundación del ejército cubano, El ejército libertador había sido licenciado e indemnizado con el fin de que se convirtiera en el mediador de los conflictos entre las diferentes fuerzas que se disputaban el poder.
Según un sitio consultado: los liberales organizaron una revuelta en agosto de 1906, buscaban la intervención militar de Estados Unidos: el gobierno esperaba apoyo para reprimir la rebelión y sus oponentes esperaban que se celebraran nuevas elecciones supervisadas. Cuando Estrada Palma pidió tropas estadounidenses, el presidente Roosevelt se mostró inicialmente reticente.
Historiadores afirman que: “Los dirigentes obreros Carlos Baliño y Agustín Martín Veloz (Martinillo), colaboradores de José martí en las actividades del Partido Revolucionario Cubano, fueron las figuras centrales de la nueva organización quienes tenían en su aval revolucionario la denuncia de la traición a la obra del Apóstol que predominaba en la política y los gobernantes de la época”.
Se reafirmó el criteriode que afirma: “Carlos Baliño simboliza el enlace directo entre el Partido Revolucionario de José Martí, y el primer Partido Comunista de Cuba. El fue cofundador de ambos partidos”.
Una realidad de la época fue que en Cuba el proletariado sufría una explotación despiadada. Los salarios eran muy bajos y muchas veces los patronos pagaban con moneda española cuyo valor era inferior a la norteamericana. Las jornadas laborales eran excesivamente largas.Un verdadero atropello.
Los dependientes de las tiendas y otros negocios eran obligados por los dueños a abrir las puertas nada más amanecía, a permanecer activos hasta las 10 u 11 de la noche y trabajar aún en los días festivos. Los portuarios, los tabacaleros, los constructores y trabajadores de otros sectores se veían obligados a laborar durante 12 y 14 horas diarias.
Los ataques de la prensa, la deserción de algunos elementos a quienes Tejera consideraba como sus más íntimos colaboradores y el hecho de que fuera casi desconocido por la clase obrera, a la que no se supo llegar, determinaron que el Partido Socialista Cubano desapareciera a solo seis meses de ser creado.
Al final del manifiesto hecho público por Tejera para anunciar la disolución del partido, planteaba: ¿Quién sabe? Acaso el partido socialista surja mañana con justísima razón y con vigor extraordinario. Cual, según indicios harto elocuentes por desgracia, va a ser sometida a una explotación de distinto género, pero más dura al cubano que la del pasado. El capitalismo —¡y un capitalismo extranjero!— se organizará en esta rica y virgen tierra de la manera más incontrastable y odiosa, la de trust.
El Partido Socialista Cubano, aún cuando no siguió las enseñanzas. ¡quién sabe! acaso el Partido Socialista aparezca como la fuerza salvadora, como el solo elemento cubano capaz de medirse con el monstruo y traerlo a capitulación. Eso será mañana,hoy lo que importa, lo que es indispensable, es traer y asegurar la independencia del marxismo y aunque tuvo una efímera vida, constituyó el primer intento de organizar al proletariado cubano, en un partido político independiente, de ahí su valor historico, concluía.