En tiempos donde la información es más que nunca una herramienta estratégica, comunicar y hacerlo bien es imprescindible. No por gusto el tema de la Comunicación Social- que es transversal a toda la sociedad cubana-, es uno de los pilares del ejercicio de Gobierno en el país.
Si de comunicación se trata, a nivel local, territorial y también en los colectivos de trabajo hay mucho por andar todavía, y hablamos de la comunicación institucional y comunitaria, donde hay muchos nichos y reservas para avanzar más.
Alguien preguntará ¿por qué es tan importante lo dicho hasta aquí? Obviando el asunto de las redes sociales digitales – un verdadero campo de batalla hoy en el combate mediático-, cuando la comunicación a nivel barrial o comunitario no funciona adecuadamente, además de no trasmitir la realidad de forma adecuada, estamos incubando premisas para distorsionar la realidad e incluso se pierden oportunidades para la participación popular o su aporte en conocimientos e iniciativas en función de la transformación de lo que deseamos todos.
Por ejemplo, durante todo el proceso de transformación en los barrios, tan importante han resultado las acciones mismas para modificar el estado circundante como el conocimiento del propósito de hacerlo y cómo, porque los propios pobladores se suponen sean parte y sujetos activos de los cambios que se desean generar.
En el caso de la comunicación institucional es diferente pero también cuando no se comunica adecuadamente el propósito y las metas hacia donde quiere llegar el colectivo, o no se consensua entre todos, cuesta más trabajo porque existe menos compromiso.
De otra parte, influye igualmente en los ambientes laborales. Una medida mal comunicada o peor no comunicada, genera inconformidad o un ambiente inadecuado, aún cuando la acción tenga en sí misma el mejor de los propósitos. Esos casos pululan.
Se trata entonces de fomentar una cultura alrededor de qué significa la Comunicación Social, que su apellido lo dice social, porque implica a todos y transversalmente impacta de manera individual y colectiva.
Queramos o no, quien no asuma actualmente que la Comunicación Social es una de las principales herramientas de dirección y con poder de convocatoria para cada uno de los propósitos no estará en condiciones de avanzar. Es un problema de sí o sí.