Colaboración Médica Internacional de Cuba, 61 años del milagro del amor y la solidaridad

El inicio de la colaboración médica internacional hace 61 años es una de las páginas más hermosas y nobles que ha escrito Cuba en la historia de la Revolución. En estas más de seis décadas, especialistas de la salud de la isla han atendido a millones de personas en 165 países.

El Doctor Fernando Guillermo Grondona Torres es testigo de ese amor inconmensurable a la humanidad.  El actual Presidente de la Comisión Médica Nacional de la Misión de Cuba en Venezuela, llegó a esta tierra hermana desde el 2020 en un grupo de avanzada de seis expertos para enfrentar la Covid y reducir la morbimortalidad por la Pandemia.

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Posteriormente, luego de una breve estancia en la Patria, fue designado para asumir la responsabilidad que hoy cumple con una devoción y entrega que le salen a flor de piel con el objetivo de atender la atención especializada, dispensarización y prevención de salud de los colaboradores, en cumplimiento de una de las misiones que dio el Comandante en Jefe Fidel Castro de cuidar la calidad de vida de los internacionalistas de la isla.

Según expresa “nuestra medicina se caracteriza por la solidaridad, la entrega de nuestros profesionales, la no mercantilización, no indicamos medicamentos por encima de los que hacen falta, para satisfacer a los laboratorios y empresas como un negocio, lo cual sucede en el mundo capitalista, nosotros defendemos una ética y el respeto al ser humano”, enfatiza.

Graduado en el año 1988 en el primer Contingente Carlos J. Finlay, trabajó en varias instituciones médicas de la Habana, entre ellas el Ortopédico Frank País y el Hospital Militar Carlos J. Finlay, con responsabilidades al frente de servicios de atención al grave.

Posteriormente se graduó como especialista en Medicina Interna, y se hizo Máster en Urgencias Médicas y profesor asistente, además de ocupar disímiles responsabilidades, hasta que en el 2006 pasó a laborar a la dirección de Emergencia y Terapia del Ministerio de Salud Pública.

Un currículo que crece por su tesón y empeño: como parte del Contingente Internacional de Médicos Especializados en Situaciones de Desastres y Graves Epidemias “Henry Reeve”, formó parte de la Misión Milagro a través de los convenios del Alba en Venezuela y otras naciones latinoamericanas (Uruguay, Paraguay, México, Nicaragua, Bahamas, Jamaica, Guatemala, Venezuela entre otros), así recorrió más de quince países ayudando a llevar la luz de la visión a hermanos de la región.

De igual manera, cumplió misión internacionalista en Angola hasta el 2010 y retornó al trabajo del Sistema de Urgencias Médicas Nacional de la Dirección de Salud. Su experiencia internacionalista lo convirtió en mejor profesional y mejor ser humano.

“Tuve la oportunidad de visitar en Brasil un Hospital, lo primero que se hacía cuando llegaban era no ver al médico, sino ir directamente a la facturación de los servicios médicos, allí informaban cuánto iba a costar la atención; en Angola los profesionales no atendían a los pacientes si no traían el dinero, más de un angoleño demoró en entrar a un salón de operaciones porque su familia no tenía para sufragar los gastos; en Paraguay vimos muchachitas de 14 y 15 años con niños cargados en las calles, esos bebés estaban  alquilados por las propias madres para dar más lástima y recoger dinero, eso fue de gran impacto”, confiesa.

El Doctor Fernando Guillermo Grondona Torres se ha especializado en la atención al paciente grave. Pasó cursos internacionales de asistencia médica y protección ante desastres por armas químicas en Lituania, Turquía y China.

Hoy insiste en la necesidad de actualizar conocimientos, autoprepararse constantemente, pues en su criterio “el profesional que se dedica a emergencias médicas debe saber las patologías de las personas que están graves, ver con agilidad los cambios en los síntomas del enfermo, estabilizar de inmediato los parámetros, porque si nos detenemos a pensar en las causas, perdemos la vida de esas personas, hay que actuar rápido para resolver la situación urgente de salud, el médico que se dedica a esto tiene que tener seguridad, confianza en los procederes, en los organigramas establecidos en  el mundo, para tener claro en qué orden de prioridades actúa, el clásico abc, puede ser que haya una herida, una amputación, pero si no hay aire en la persona no hay vida, si no hay circulación no hay vida, y eso es lo primero que hay que atender, después se buscan las causas, pero lo primordial ante una urgencia es salvar a la persona”.

El Presidente de la Comisión Médica de la Misión de Cuba en Venezuela no tiene hora, cada instante permanece pendiente de la salud de cada colaborador, hoy con medios digitales que le permiten la toma de decisiones ágiles y seguras.

A pesar del estrés y la alta responsabilidad que entraña su labor, siente un inmenso orgullo por lo que hace “porque me ha designado mi país, me siento útil en la tarea que realizo, he dominado el uso más eficiente de medios digitales para enfrentar las situaciones de enfermedad de los colaboradores, tenemos Comisiones Médicas en los Estados y Centros Regionales que tienen recursos materiales y humanos y nosotros jerarquizamos desde acá las evoluciones y diagnósticos de los pacientes”.

De Venezuela se lleva enseñanzas y lecciones, entre ellas “cómo enfrentar una epidemia que el mundo no había tenido nunca como la Covid, incorporamos conocimientos epidemiológicos, y fue una posibilidad de aplicarlos en la práctica·, enfatiza.

El 23 de mayo de 1963, Cuba envió a Argelia la primera Brigada Médica Cubana abriendo un camino que se ha mantenido por más de seis décadas. Desde entonces, especialistas de la salud de la isla han estado presentes en países afectados por terremotos, huracanes, inundaciones, epidemias y erupciones volcánicas, entre otras catástrofes.

Son aprendizajes que no se pueden olvidar, enfatiza este experto quien insiste en la idea de que “la medicina no puede ser una mercancía, no puede mercantilizarse, porque entonces la profesión se deshumaniza, hay que aplicar el método clínico, el cual logra el 80 % de los diagnósticos”.

Más de sesenta años de un ejército de batas blancas que ha llevado amor al mundo, en los cuales “hemos aprendido tener una mayor conciencia de dar lo que tenemos y no lo que nos sobra, Venezuela es un país hermano, solidario, hemos pasado por situaciones difíciles y nos sentimos orgullosos de ayudar a nuestros hermanos, ha sido un elemento clave en la unidad continental y una muestra de la colaboración desinteresada con nuestros pueblos de Latinoamérica”, dice orgulloso este hombre que hoy está convencido de que a 61 años de la Colaboración Médica Internacional de Cuba, crece el milagro del amor y la solidaridad.

Detalles en la propuesta radial.

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