Durante
el recorrido que hizo con su amigo Alberto Granado por diferentes
lugares de América, Ernesto Guevara demostró
una vez más su valor y su disposición a brindar
colaboración hasta en el sofocamiento de un incendio.
Ambos amigos habían llegado al poblado de los Ángeles
en el territorio chileno, y lograron relacionarse con la hija
del jefe de los bomberos de la localidad, y a través
de ella consiguieron que se les permitiera dormir en el cuartel.
En horas de la madrugada sonó la alarma y los bomberos
salieron con prontitud a enfrentar un siniestro. Tanto Guevara
como Granado decidieron acompañarlos.
Alberto Granado narró lo que ellos hicieron en esos
momentos en que por primera vez en sus respectivas vidas lucharon
por apagar un fuego.
“Cuando llegamos al lugar del fuego vimos que era una
nave de madera la que se quemaba. Los bomberos se dividieron
en dos grupos. Yo fui con el de las mangueras, y el Pelao,
como siempre, fue a donde le parecía más difícil
la cosa. Cuando se terminó aquello regresó muy
contento y me enseñó un par de gatitos que se
habían quedado encerrados allí y que el había
rescatado. Estaba de lo más orgulloso con su rescate.
Luego nos trataron como héroes.
Hasta nos regalaron dos banderas por nuestra “hazaña”.
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