Pensaba proponerles hoy un acercamiento a las medidas del Gobierno para enfrentar los problemas de la economía y la importancia de que nadie se sienta afectado de antemano sin escuchar, leer, estudiar toda la información que se está ofreciendo por los medios.
Pero, por la inmediatez, no quisiera dejar pasar algo que se está comentando bastante a nivel popular, sin tener todos los detalles. Me refiero al reciente viaje a Miami, donde ahora se encuentra de la popular actriz y presentadora Irela Bravo. Estuve oyendo muchas opiniones, pero no había visto nada de sus declaraciones allí.
Como saben porque lo declaro frecuentemente, sí soy seguidora del Guerrero cubano, porque suele informar y mostrar aristas que otros youtuber no. Soslayo los comentarios del Guerrero aquí para escuchar los de mis colegas y para que los interesados vayan al original en Youtube. Pero, con su permiso, le copié algunos fragmentos de lo que se anunciaba como un encuentro de viejos amigos y terminó en…otra cosa:
Por su parte, Bárbara Betancourt sostiene que, en la propia entrevista, Irela declara que mucha gente en Cuba y no precisamente del medio, la alertaron en el sentido de no ir nunca al programa de Otaola y ella respondió: «lo conozco, siempre ha sido igual».
La verdad es que, como hace con todos los artistas que se niegan a decir los lemas de los odiadores contra Cuba, contra el gobierno, contra el país en general, estuvo ofendiendo a su entrevistada. Qué paciencia y qué estómago, para soportar los insultos directos o solapados que le hizo.
Yo estuve viendo también ese programa del Guerrero y pienso como él, que águila no caza mosca y que es muy difícil bajar al estercolero y no ensuciarse las alas.
Aquí se confirma una vez más de donde brotan las campañas de odio y las conversiones que hemos visto manifestarse, año tras año cuando un artista cubano se decide a emigrar a Estados Unidos y escoge Miami.
Ya lo dijimos una vez en este espacio: es el cementerio del arte. A todos, sin excepciones, les van encima, los quiebran, los torturan mediáticamente, buscando una declaración de odio.
Es decir, no sólo negativa sino de odio de todo lo que dejó atrás. Es eso o el linchamiento mediático que equivale a decir el asesinato del artista.
Faltan un par de fragmentos muy ilustrativos de eso que comenta Reinier. Como Irela se atrevió a comparar las necesidades y carencias en Cuba con la de otros países y puso ejemplos que se ven todos los días en los medios de todo el mundo, como su anfitrión no logró arrodillarla, miren lo que dijo sobre las declaraciones de ella.
No recomiendo buscar esa entrevista porque realmente es insultante el modo en que la trata, pero debo decir también que Irela respondió a su interrogador (otra cosa no parecía), bajando algunas veces a su nivel.
Inicialmente él había dicho que eran amigos de mucho tiempo, que compartieron programas en Radio Progreso y que una vez ella le pidió que le trajera una máscara de pestañas. Y ella le recordó todas las veces que le pagó el almendrón cuando viajaban al mismo destino, porque ella ganaba mucho más.
Y no digo más porque ahora me parece que somos nosotros los que bajamos al nivel de algo que no merece más que un pequeño comentario sobre el modo en que opera la industria del odio. Te sometes o te sometes. No hay opción.
Por cierto, uno de los temas del interrogatorio (coincido en que no merece llamarse entrevista) fue el de la emigración. El éxodo dice el interrogador cuando ella habla de la emigración como un proceso que involucra a todo el mundo.
Esta semana se dieron datos que iluminan la verdad de lo que suele presentarse como el problema cubano. Estamos en el lugar 47 entre los emisores de migrantes a EE.UU. por detrás de la mayoría de los países de la región, aunque somos el único país de la región y del mundo que tiene bloqueo reforzado y Ley de ajuste.
Otro tema para seguir CHAPEANDO.