La idea del nacimiento de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) comenzó a concretarse el 23 de febrero del año 2010, en ocasión de la celebración de la Cumbre de la Unidad en México, aunque la cita fundacional del grupo ocurrió el 3 de diciembre del 2011 en Caracas.
“La Celac debe ser un territorio de paz, de unión y de integración efectiva y real, y desde aquí podemos lograrlo”, dijo entonces el presidente venezolano Hugo Rafael Chávez Frías, uno de los principales impulsores y fundador de la comunidad:
Estamos poniendo aquí la piedra fundamental de la unidad, la independencia y el desarrollo suramericano. Vacilar sería perdernos. Avancemos sin vacilación. Que este es el camino, la unidad… Solo la unidad nos hará libres, independientes. Solo la unidad.
En este propio foro el General de Ejército, Raúl Castro Ruz ratificaría la trascendencia del surgimiento de la Celac al considerarla “nuestra obra más preciada”:
Debe ser primordial la creación de un espacio político común en el que avancemos hacia el logro de la paz y el respeto entre nuestras naciones, en que seamos capaces de superar los obstáculos objetivos, y aquellos que intencionadamente se nos impongan.
En que podamos utilizar los recursos de manera soberana, y para el bienestar común, y poner las capacidades científicas y técnicas, en función del progreso de nuestros pueblos. En que hagamos valer principios irrenunciables como la autodeterminación, soberanía e igualdad soberana de los Estados.
Trece años después la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños que integran 33 naciones sin la presencia de Estados Unidos y Canadá, tiene el desafío de pasar del compromiso a una voluntad expresa y práctica para impulsar los ideales fundacionales de integración y concertación, establecido en la Cumbre de la Unidad en el año 2010.
La VIII Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de la Celac, a celebrarse este primero de marzo en San Vicente y las Granadinas debe seguir ratificando la validez de este espacio de concertación.
Cuba confía en que es posible impulsar una región unida que pueda actuar en escenarios multilaterales, como bloque regional para la promoción de intereses comunes. Una idea ratificada en estos foros por el presidente Miguel Díaz-Canel Bermúdez:
Nos une y convoca la indispensable integración latinoamericana y caribeña, en este mecanismo diverso e inclusivo, sustentado en una profunda vocación de independencia.
La vocación de independencia convoca ante el desafío de los nuevos tiempos. Muy retadores, en el plan internacional. Sin integración no hay desarrollo sostenible que transita también por el mantenimiento de la paz.
La Celac es una obra de todos. Fortalecerla constituye una necesidad impostergable y un deber compartido para lograr la unidad e integración de lo que Martí llamó Nuestra América.
La Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, Celac, celebra este primero de marzo en San Vicente y las Granadinas su VIII Cumbre de Jefes de Estado y Gobierno.
La nación del Caribe traspasará la presidencia pro tempore a la República de Honduras para mantener un legado nacido hace trece años por las ideas de sus padres fundadores.
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