Barrio adentro, una luz que se prendió en medio de la oscuridad

Una luz que se prendió en medio de la oscuridad. Así  califica el Doctor Roberto José Figueredo Remón las huellas de la Misión Barrio Adentro en Venezuela, que en este mes de abril llega a su vigésimo primer aniversario como una de las páginas más hermosas de hermandad entre dos pueblos.

El profesor, actual Jefe del Grupo de Pregrado de la Dirección Nacional de Docencia de la Misión Médica Cubana en Venezuela, hoy peina canas, pero hace dos décadas apenas llegaba a los treinta años cuando formó parte de un Contingente de médicos cubanos que vinieron a asistir en la Guaira a los damnificados de la tragedia de Vargas, denominada también como el deslave de Vargas, un desastre natural ocurrido en diciembre de 1999, que asoló fundamentalmente el litoral central venezolano sobre el Caribe.

Apenas acababa de regresar a Cuba de esta tarea internacionalista cuando fue seleccionado para fundar un sueño: la gestación de Barrio Adentro.

Los recuerdos afloran: “Llegamos a Venezuela en junio del 2003 en el cuarto vuelo que trajo a los nuevos colaboradores, me ubicaron en el municipio Sucre, del área metropolitana de Caracas, en la Parroquia La Dolorita, primero en la dispensarización, conociendo la situación de salud, adaptamos un consultorio en una vivienda, comenzamos la construcción de la sala de rehabilitación y del Centro de Rehabilitación Integral en esa comunidad, y fueron las primeras instituciones de su tipo en el municipio y por muchos años de referencia en el Distrito Capital”.

Entonces, reconoce que como médico de comunidad muy joven, tuvo que vencer temores, preocupaciones por la tarea asignada, el reto de empezar lo nuevo y lo desconocido, pero Fidel, en la despedida, los alentó, los orientó, les dio consejos y fuerzas.

“La despedida del Comandante nos aclaró muchas cosas, la situación de los cerros era inquietante por la situación que había, había violencia, el Comandante nos orientó cuidarnos, atender a la población, compartir con la gente, y no dejar de superarnos, eso constituyó un reto en medio de las circunstancias, pero nos marcó para siempre”.

Enfatiza que “posteriormente comenzamos la Docencia, me motivó para toda la vida como profesional, porque después continuamos labores académicas en Cuba, los estudiantes nos vieron como ejemplo, es una experiencia inolvidable que no podremos borrar”.

El Doctor Roberto José de inmediato comenzó a transitar otro camino: la docencia, una senda que continúa hoy como asesor y que sigue escalando, después de tres misiones en Venezuela.

“Creo que todo surgió por la inquietud mía por transmitir experiencias, la necesidad de formar a jóvenes, de enamorar a las nuevas generaciones, yo tenía 28 años, para mí la asistencia médica era primordial, pero transmitir mis conocimientos a las nuevas generaciones era lo más importante, era un compromiso, un reto que asumí y aunque la misión inicial era asistencial, mi amor por la pedagogía fue creciendo, ahora siento mucho orgullo de asesorar la Universidad de Ciencias de la Salud, es un gran reto, porque esta institución se ha extendido a la formación de jóvenes en los 24 Estados”.

Esa necesidad de formar el futuro no se ha detenido, ya se recogen los frutos de las semillas que se sembraron como necesario relevo, afirma este médico quien asevera que “esas indicaciones que nos dieron cuando nació Barrio Adentro de prepararnos desde el punto de vista científico-técnico se ha consolidado, hemos graduado más de 30 mil estudiantes, en estos momentos hay más de 24 mil formándose en todo el país, esas clases que impartíamos en un inicio en un local adaptado hoy tienen otras condiciones, con la tecnología, con aulas y locales de más confort, y por ejemplo, en la Pandemia no detuvimos la docencia, eso habla de lo que hemos logrado”.

Para el experimentado académico, hay valores que han adquirido los nuevos profesionales de las ciencias médicas en Venezuela “como la responsabilidad, el patriotismo, el internacionalismo, los estudiantes venezolanos fueron los primeros que marcharon para la frontera a servir a esas comunidades distantes, hemos aprendido unos y otros de nuestras culturas, la humildad, la modestia son valores que trabajamos y se han incorporado a esos jóvenes”, reafirma.

Regresar a aquellas remembranzas, saludar a quienes compartieron la gestación de Barrio Adentro, ver a sus alumnos y pacientes de la Parroquia La Dolorita, incluso retornar a la Guaira, donde ayudó a salvar vidas en medio de un desastre natural, estrechar manos agradecidas, es el mayor premio a su vida profesional de altruismo y entrega.

“Muy emocionante el reencuentro con esos primeros estudiantes que hoy son médicos, los pacientes en la Guaira nos recuerdan todavía, tenemos comunicación con mis primeras enfermeras de Barrio Adentro, ya jubiladas, los pacientes se preocupan por nuestra salud, por nuestras familias, hemos visitado La Dolorita, en la Escuela Latinoamericana de Medicina y ha sido una enorme satisfacción, cuando nos fuimos no vimos el Centro de Diagnóstico (CDI) nuevo, el primero lo habíamos adaptado, pero al regresar y ver cómo funciona esta institución con los médicos de la comunidad que fueron formados por nosotros es un inmenso orgullo”, admite con un brillo de emoción en sus ojos.

Por eso, una respuesta simboliza todo el significado de la Misión para este profesional cubano, formador del futuro: “Barrio Adentro fue la luz que se prendió en medio de la oscuridad, la luz que se mantiene, que brilla”.

Son las confesiones y recuerdos del Doctor y profesor Roberto José Figueredo Remón, quien ayudó a fundar un sueño, y hoy regresa a lo que ya es, por derecho propio, su segunda patria.

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